Pregunta: "¿Es el abuso una razón aceptable para el divorcio?"
Respuesta:
La Biblia guarda silencio sobre el tema del abuso conyugal como una razón para el divorcio, aunque es obvio cómo espera Dios que sea un matrimonio (Efesios 5:25-33), y el abuso es contrario a todo lo que es piadoso. Nadie debería tener que vivir en un ambiente inseguro, si se trata de un miembro de la familia, amigo, empresario, cuidador o desconocido. El abuso físico es contra la ley, y las autoridades deben ser las primeras en ser contactadas si esto ocurre.
Un cónyuge que esté siendo abusado debe buscar inmediatamente un lugar seguro. En el caso de que haya niños involucrados, también deben ser protegidos y retirados de la situación. No hay nada antibíblico en separarse de un abusador; de hecho, es moralmente correcto el protegerse juntamente con los hijos.
La Biblia nunca ordena el divorcio, ni siquiera en caso de abuso. La Biblia especifica dos razones aceptables para el divorcio: que un cristiano sea abandonado por parte de un cónyuge incrédulo (1 Corintios 7:15) y el adulterio (Mateo 5:32). Puesto que la Biblia no menciona el abuso como una razón aceptable para el divorcio, debemos tener cuidado en limitar nuestro consejo sobre la separación.
Dios permite el divorcio en caso de abandono y adulterio, pero ni siquiera esas circunstancias desencadenan automáticamente el proceso de divorcio; el divorcio sigue siendo el último recurso. En el caso de la infidelidad, es mejor que dos cristianos se reconcilien antes que se divorcien. Es mejor extender el perdón y el amor que Dios gratuitamente nos da (Colosenses 3:13). La reconciliación con un abusador, sin embargo, es muy diferente. La reconciliación con una pareja abusiva depende completamente de que el abusador demuestre su confianza, lo cual puede tardar años, si es que sucede. Es probable que la separación de un cónyuge abusivo se prolongue durante mucho tiempo.
Una vez que se ha decidido la separación, el abusador tiene la responsabilidad de buscar ayuda. Ante todo, debe buscar a Dios. "Porque todo el que pide, recibe. Todo el que busca, encuentra. Y la puerta está abierta para todo el que llama" (Mateo 7:8). Dios tiene poder para sanar a las personas y las relaciones. Él debe ser el Señor de nuestras vidas, el Dueño de nuestros recursos y el Jefe de nuestros hogares. La ayuda psicológica y las limitaciones legales (órdenes de restricción) a un abusador, también son apropiadas, y tales herramientas son importantes para su proceso de cambio.
Si el abusador demuestra un cambio comprobado, confirmado de forma independiente, la relación se puede reanudar con mucha precaución. Tanto el esposo como la esposa deben comprometerse en su caminar con Dios y desarrollar su relación con Dios a través de Cristo. "Aparta de mí el camino de la mentira, y en tu misericordia concédeme tu ley. Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí" (Salmo 119:29-30). Este compromiso con Dios debe ir acompañado de un asesoramiento intensivo por parte de un pastor de confianza o un consejero creyente profesional. La asesoría debe darse primero individualmente, luego como pareja, y finalmente con toda la familia, ya que todos necesitan ayuda para sanarse. El cambio es posible para una persona abusiva que verdaderamente se arrepiente y se rinde humildemente al Señor (2 Corintios 3:18).
Hay una serie de "signos de alarma" que hay que observar antes de entrar en una relación permanente. Desafortunadamente, estos indicadores pueden no ser visibles hasta después de que la boda se lleve a cabo, ya que muchos abusadores son hábiles en ocultar su verdadera naturaleza. Sin embargo, una breve lista de cosas a las que hay que prestar atención incluye los celos irracionales, la necesidad de tener el control, un temperamento agresivo, la crueldad hacia los animales, los intentos de aislar a la otra persona de sus amigos y familiares, el abuso de drogas o alcohol y la falta de respeto de los límites, la privacidad, el espacio personal o los valores morales. Si ves cualquiera de estas señales de advertencia en una persona con la que estás entrando en una relación, por favor busca el consejo de alguien familiarizado con situaciones de abuso.
Si te encuentras en una situación de abuso en este momento, ya sea que el abusador sea un cónyuge, padre, madre, hijo, cuidador, maestro, familiar, o cualquier otra persona, por favor, recuerda que Dios no quiere que te quedes en esa situación. No es la voluntad de Dios que aceptes el abuso físico, sexual o psicológico. Abandona la situación, busca a alguien que te ayude a mantenerte a salvo e infórmales inmediatamente a las autoridades. Durante todo esto, ora por la guía y protección de Dios.