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Pregunta: ¿Por qué Jesús dijo "ponte de acuerdo con tu adversario pronto" (Mateo 5:25)?

Respuesta:
Jesús enseñó en su gran Sermón del Monte que la gente del reino vive según un código moral que va mucho más allá de la mera adhesión formal a la ley. Los discípulos de Cristo obedecen a su Rey porque están comprometidos y son leales a Él, a Aquel que ha conquistado todo su corazón. Los verdaderos siervos del reino buscan seguir las instrucciones de Dios hasta su aplicación más profunda en el corazón. No se limitan a satisfacer el requisito mínimo. Este principio impulsó a Jesús a decir: "Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel" (Mateo 5:25).

En el contexto, Jesús se centra en los temas del odio y la ira: "Han oído que a nuestros antepasados se les dijo: "No asesines. Si cometes asesinato quedarás sujeto a juicio". Pero yo digo: aun si te enojas con alguien, ¡quedarás sujeto a juicio! Si llamas a alguien idiota, corres peligro de que te lleven ante el tribunal; y si maldices a alguien, corres peligro de caer en los fuegos del infierno" (Mateo 5:21-22, NTV).

"No matarás" era la letra de la ley (Éxodo 20:13; Deuteronomio 5:17). Pero Jesús profundizó en la esencia del mandamiento, que era el odio. Los miembros del reino de Dios deben eliminar todo odio e ira (Levítico 19:17; Efesios 4:31; Colosenses 3:8). Jesús puso el ejemplo de un creyente que necesita reconciliarse con otro creyente: "Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda" (Mateo 5:23-24, NBLA).

Jesús insistió en que no dejáramos que las rencillas y los resentimientos permanecieran sin resolver, sino que nos reconciliáramos con nuestros hermanos y hermanas en Cristo tan pronto como tuviéramos conocimiento de un problema. No podemos esperar agradar al Señor en la adoración mientras la amargura y la ira se pudren en nuestros corazones. Una adoración apropiada y que honre a Dios implica dar y recibir rápidamente el perdón y la reconciliación de las relaciones rotas (Marcos 6:15; 11:25).

El segundo ejemplo que dio Jesús fue el de dos personas enemistadas que estaban a punto de comparecer ante un juez para resolver un desacuerdo. "Ponerte de acuerdo con tu adversario pronto" significa "resuelvan rápidamente las diferencias" (NTV). Jesús instó a Sus seguidores a resolver los asuntos cara a cara, lo antes posible, antes de llegar a los tribunales. Cuanto más esperemos para llegar a un acuerdo con un adversario, peor será el resultado para nosotros.

El énfasis del sermón de Jesús era enseñar los principios de la vida del reino. Cristo no vino a abolir la ley, sino a cumplirla, a realizar su propósito (Mateo 5:17-19). Jesús cumplió la ley y sus requisitos, proporcionando a Sus seguidores una justicia, diciendo: "Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos" (Mateo 5:20). El justo cumplimiento de la ley por parte de Cristo, seguido de Su muerte en la cruz, permitiría a Sus seguidores entrar en el reino de los cielos.

La gente del reino busca demostrar el mismo tipo de misericordia y gracia que les muestra su Rey. Rechazar la justicia de Cristo es enfrentarse al juicio y "expuesto al infierno de fuego" (Mateo 5:22).

Como buscadores del Reino, debemos estar dispuestos a llegar rápidamente a un acuerdo con nuestro adversario, a abandonar nuestro orgullo y cualquier otra actitud farisea y de autosuficiencia. Debemos estar dispuestos a ceder, a renunciar a nuestros derechos y a resolver nuestras disputas de forma tranquila y pacífica. Un poco más adelante, en Su sermón, Jesús aconsejó: "y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa" (Mateo 5:40).

Puede que tengamos razón a los ojos de la ley; puede que tengamos las de ganar legalmente; puede que estemos seguros de ganar nuestro caso en los tribunales, pero puede que Dios nos esté llamando a abandonar nuestro caso por el bien de Su reino. Si intentamos aferrarnos a nuestra vida, Jesús dijo que la perderemos. Pero si la ofrecemos por Él, la encontraremos (Mateo 16:25). No ganamos nada si, en el proceso de luchar por nuestros derechos, perdemos nuestra alma (Mateo 16:26).

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