Respuesta:
Los seres humanos fueron creados para relacionarse, y las amistades son una parte importante de nuestras vidas. Necesitamos amigos, personas con las que establecemos un vínculo de afecto mutuo. Pero no sirve cualquier amigo; lo fundamental es tener los amigos correctos, y para ello hay que tener discernimiento: "El buen amigo da buenos consejos" (Proverbios 12:26 - TLA). En la Biblia podemos encontrar cómo debe ser un verdadero amigo:
Un verdadero amigo demuestra amor, sin importar lo que pase (Proverbios 17:17).
Un verdadero amigo da un consejo sincero, que alegra el corazón (Proverbios 27:9).
Un verdadero amigo corrige cuando es necesario, pero con amor (Proverbios 27:5-6).
Un verdadero amigo tiene influencia, anima y perfecciona (Proverbios 27:17).
Un verdadero amigo evita los chismes (Proverbios 16:28).
Un verdadero amigo perdona y no guarda rencor (Proverbios 17:9).
Un verdadero amigo es leal (Proverbios 18:24).
Un verdadero amigo ayuda en tiempos de necesidad (Eclesiastés 4:9-12).
Los amigos pueden consolarnos y ayudarnos en los momentos difíciles, como cuando Barzillai el Galaadita consoló a David cuando estaba siendo perseguido por Saúl (2 Samuel 19:25-26) o cuando las amigas de la hija de Jefté la consolaron en su dolor (Jueces 11:37-38). Un amigo también puede reprender por amor, siendo más fiel que un halagador hipócrita (Proverbios 27:6).
Uno de los más grandes ejemplos bíblicos de amistad es el de David y Jonatán, hijo del rey Saúl. La lealtad de Jonatán hacia su amigo, David, fue mayor que la de su propio padre y sus propias ambiciones (1 Samuel 18:1-4; 20:14-17). David estaba tan unido a su fiel amigo que, tras la muerte de Jonatán, le escribió una canción, un homenaje lleno de un sentimiento devastador (2 Samuel 1:19-27). Su amistad era más cercana que la de un hermano. Muchas de las cartas de Pablo en el Nuevo Testamento empiezan y terminan con mensajes de agradecimiento a sus amigos, a los que lo ayudaron, lo apoyaron, oraron por él y lo amaron.
La amistad también tiene sus aspectos negativos. Los falsos amigos nos pueden llevar al pecado, por ejemplo, cuando Jonadab aconsejó a Amnón que violara a su hermanastra, Tamar (2 Samuel 13:1-6). Un amigo puede desviarnos espiritualmente, como se le advirtió a Israel (Deuteronomio 13:6-11). Hasta los amigos mejor intencionados pueden darnos un falso consuelo y un mal consejo, al igual que los amigos de Job, que empeoraron su sufrimiento y desagradaron al Señor (Job 2:11-13; 6:14-27; 42:7-9). Las personas que pensamos que son amigos pueden resultar falsas, abandonándonos una vez que nuestra amistad ya no es provechosa para ellos (Salmo 55:12-14; Proverbios 19:4, 6-7). Por todas estas razones y muchas más, hay que escoger a los amigos con mucho cuidado. Como dijo Pablo, "las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres" (1 Corintios 15:33).
La Biblia nos advierte sobre los amigos equivocados. Por ejemplo, no debemos ser amigos de una persona de mal genio (Proverbios 22:24-25). Y en Proverbios 1:10-19 y 4:14-19 se nos advierte sobre los que nos invitan a hacer el mal. No debemos juntarnos con los malvados, por más grande que sea la recompensa prometida o por más atractiva que parezca su "amistad". Hay que evitar en todo momento a aquellos cuyos "pies se apresuran para pecar". El camino que ellos eligen no es un lugar para un cristiano quien debería elegir seguir el "camino de los justos". Solamente ese camino nos lleva a tener una amistad con Dios.
El mejor amigo que alguien puede tener es Jesucristo. Él se alegra en llamarnos amigos (Juan 15:15), y nos demostró Su compromiso y amor por nosotros de una manera impresionante: "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" (Juan 15:13).