Respuesta:
La palabra antropomorfismo viene de dos palabras griegas, anthropos, que significa "hombre", y morphe, que significa "forma". En términos teológicos, el antropomorfismo es hacer que Dios adopte de alguna manera la forma del hombre. En general, es el proceso de asignar características humanas a Dios. Al Creador se le atribuyen rasgos y acciones humanas, tales como hablar, sujetar, alcanzar, sentir, oír, etc., que se describen tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Leemos sobre las acciones, emociones y apariencia de Dios en términos humanos, o al menos en palabras que normalmente aceptamos y asociamos con los humanos.
En varios pasajes de la Biblia se describe a Dios con los atributos físicos del hombre. Él "pone [su] rostro" contra el mal (Levítico 20:6); el Señor hará brillar "su rostro" sobre ti (Números 6:25); Él "extendió su mano" (Éxodo 7:5; Isaías 23:11), y Dios dispersó a los enemigos con su brazo poderoso (Salmo 89:10). Él "se humilla a mirar en el cielo y en la tierra" (Salmo 113:6). Él "vigila" la tierra (Deuteronomio 11:12), los "ojos del Señor" están sobre los justos (Salmo 34:15, NBLA), y la tierra es el "estrado de sus pies" (Isaías 66:1). ¿Significan todos estos versículos que Dios tiene literalmente ojos, rostro, manos y pies? No necesariamente. Dios es espíritu, no carne ni sangre, pero como nosotros no somos espíritu, estos antropomorfismos nos ayudan a comprender la naturaleza y las acciones de Dios.
También se atribuyen a Dios emociones humanas: Estaba "arrepentido" (Génesis 6:6), "celoso" (Éxodo 20:5), era movido a "misericordia" (Jueces 2:18) y se "arrepentía" por haber nombrado a Saúl primer rey de Israel (1 Samuel 15:35). Leemos que el Señor "se arrepintió" (Éxodo 32:14), "cedió" (2 Samuel 24:16) y "se acordará" cuando vea un arco iris en el cielo (Génesis 9:16). Dios "está airado contra el impío todos los días" (Salmo 7:11), y "se encendió en ira" contra los amigos de Job (Job 32:5). Lo más precioso para nosotros es el amor de Dios, por el que nos predestina a la salvación (Efesios 1:4-5) y por el que dio a Su Hijo único para salvar al mundo (Juan 3:16).
Los antropomorfismos pueden ayudarnos a comprender, al menos parcialmente, lo incomprensible, a conocer lo incognoscible y a comprender lo insondable. Pero Dios es Dios, y nosotros no, y todas nuestras expresiones humanas son intrínsecamente inadecuadas para explicar plena y adecuadamente lo divino. Sin embargo, las palabras, las emociones, los rasgos y el conocimiento humanos son todo lo que nuestro Creador nos proporcionó, por lo que son todo lo que podemos comprender en este mundo terrenal en este momento.
Ahora bien, los antropomorfismos pueden ser peligrosos si los consideramos suficientes para retratar a Dios con rasgos y términos humanos limitados, lo cual podría servir involuntariamente para disminuir en nuestras mentes Su incomparable e incomprensible poder, amor y misericordia. Se aconseja a los cristianos que lean la Palabra de Dios con la conciencia de que nos ofrece un pequeño atisbo de Su gloria a través de los únicos medios que podemos absorber. Por mucho que los antropomorfismos nos ayuden a imaginarnos a nuestro amoroso Dios, Él nos recuerda en Isaías 55:8-9 (NBLA): "Porque Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni sus caminos son Mis caminos, declara el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así Mis caminos son más altos que sus caminos, y Mis pensamientos más que sus pensamientos".
