Pregunta: ¿Por qué en la ley de Dios se ordenaba apedrear hasta la muerte a una mujer que no era virgen en su noche de bodas?
Respuesta:
La Ley Mosaica establecía requisitos estrictos respecto a la sexualidad. En Deuteronomio 22:13-30 hay muchas leyes centradas en las violaciones del pacto matrimonial. Los versículos 20-21 tratan el caso de una mujer que se presenta virgen en matrimonio con un hombre, pero que en realidad no lo es. En tales casos, la mujer era condenada a muerte por apedreamiento: "Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven, entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti".
Las razones de este mandamiento, como se indica en Deuteronomio 22:21, incluyen el hecho de que la novia deshonrada había 1) hecho una "vileza" y 2) había "fornicado" mientras vivía en casa de su padre. En otras palabras, la mujer en esta situación había mantenido relaciones sexuales prematrimoniales y luego había mentido sobre su virginidad, o al menos había permitido que su esposo supusiera que era virgen, mintiendo así con su silencio; de cualquier modo, había entrado en el matrimonio con falsos pretextos Su lapidación debía llevarse a cabo a la puerta de la casa de su padre, y no fuera del campamento, por la vergüenza que ello supondría para el nombre de su familia.
La Ley de Moisés había abordado la fornicación y su pena en Éxodo 22:16-17, y la pena prescrita no era la muerte. Este hecho ha llevado a muchos comentaristas a concluir que la situación descrita en Deuteronomio 22 se refiere al adulterio, y no a la fornicación. En otras palabras, la inmoralidad de la mujer se había producido después de haberse prometido a su marido; por tanto, había roto un pacto matrimonial ya establecido.
La Ley mosaica establecía normas estrictas en relación con las prácticas sexuales y hacía hincapié en la pureza y santidad del matrimonio. Deuteronomio 22:21 dice que el castigo consistía en "quitar el mal de en medio de ti". La ruptura del pacto matrimonial no debía tomarse a la ligera. Dios quiere que Su pueblo se tome en serio la pureza sexual. El sexo es clave en la unión de "una sola carne" de marido y mujer. A lo largo de la Biblia, el matrimonio se utiliza como metáfora para describir la relación de Dios con Su pueblo. Sus pactos son inquebrantables, y las violaciones del matrimonio lo desvirtúan.
Los hijos de Dios ya no están obligados a observar la Ley de Moisés, pero los principios subyacentes de la Ley siguen siendo verdaderos. Por ejemplo, el matrimonio sigue siendo una unión sagrada de un hombre y una mujer para toda la vida, y el adulterio está mal. El Nuevo Testamento enseña a los creyentes a huir de la inmoralidad sexual (1 Corintios 6:18). Las opciones para los cristianos son 1) permanecer solteros y célibes o 2) casarse y permanecer fieles dentro de ese matrimonio (1 Corintios 7:1-3). Hoy en día, Dios no exige que apedreemos a los que no son vírgenes en su noche de bodas; esa fue una ley específica para una nación específica en un periodo de tiempo específico. Al mismo tiempo, la pureza sexual debe tenerse en gran estima. El sexo es un don demasiado importante y significativo como para utilizarlo fuera de su propósito en el matrimonio.
Los escépticos pueden ridiculizar las enseñanzas bíblicas sobre el matrimonio y la sexualidad. Sin embargo, los que buscan agradar al Señor se centrarán en descubrir Su sabiduría sobre el tema y cómo aplicar esa sabiduría en la vida. Aunque ya no estamos bajo las estrictas consecuencias de la Ley Mosaica, seguimos teniendo la verdad universal de que "el que comete adulterio no tiene entendimiento; el que lo hace destruye su alma" (Proverbios 6:32, NBLA). Además, "honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios" (Hebreos 13:4).