Pregunta: ¿Por qué Juan el Bautista proclamó: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 3:2)?
Respuesta:
Por varias razones, es muy significativo que Juan el Bautista predicara: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 3:2).
Malaquías 3:1 es una profecía acerca de la llegada de un mensajero que prepararía el camino para el Mesías de Israel. Cuando llegara el Mesías, sería la señal de la llegada del Rey, a la que seguiría el Día del Señor y, una vez completado, el comienzo del Reino Mesiánico. Juan era ese mensajero, y su misión era preparar al pueblo para recibir a su Mesías. El llamado de Juan a que el pueblo se arrepintiera indicaba que debían cambiar su forma de pensar. De la propia predicación de Jesús de ese mismo mensaje (por ejemplo, Mateo 4:17), encontramos que la gente pensaba que eran justos y que tendrían acceso al reino de Dios a causa de su relación con Abraham y Moisés y por su obediencia externa a las leyes que Dios había dado a Israel a través de Moisés. En el Sermón del Monte (Mateo 5-7), Jesús deja claro que la gente necesitaba cambiar su mentalidad sobre cómo una persona llega a formar parte de Su reino. Su propia justicia no era suficiente: su herencia y sus obras no eran lo que Dios exigía. En cambio, Dios exigía que el pueblo tuviera una justicia verdadera e interna que aún no poseía. No solo necesitaban un rey, sino también un salvador; lamentablemente, muchos de ellos no se daban cuenta de esa necesidad.
Para dejar clara esa necesidad, Juan y Jesús proclamaron que la gente necesitaba "arrepentirse, porque el reino de los cielos se ha acercado". Dios tiene un reino eterno que actualmente reside en el cielo. Pero pasajes como 2 Samuel 7 y Apocalipsis 19-20 profetizan que el reino de Dios vendrá un día a la tierra en forma física. Como se tratará de un reino celestial que cambiará de ubicación a la tierra, Juan y Jesús (según consta en Mateo) suelen referirse a él como "el reino del cielo" (o, literalmente, "el reino de los cielos").
El reino estaba "cerca" en tiempos de Jesús porque el Rey había llegado. Sin embargo, la gente aún no estaba preparada para el reino porque no había comprendido su necesidad de la justicia que el Rey les proporcionaría. Por esa falta de entendimiento y la llegada del Rey, el mensaje de Juan y Jesús era de vital importancia -la gente realmente necesitaba arrepentirse (cambiar de opinión sobre cómo podían entrar en el reino). Aunque muchos individuos cambiaron de opinión sobre cómo podían ser justos, ni los líderes ni la nación en general lo hicieron (Mateo 12-13), y rechazaron a Jesús como su Rey. Como resultado, Jesús retrasó el reino y murió para pagar por el perdón de los pecados, para que aquellos que creen en Jesús puedan ser parte de Su reino para siempre.
En Apocalipsis 19-20, Jesús regresa a la tierra como Rey, y se sienta en un trono, gobernando sobre Israel por mil años. Después de esos mil años, Él cumple Su papel como Juez, y después de que se cumpla el juicio, Su reino continúa en una nueva tierra por la eternidad. A causa de lo que la Biblia nos dice sobre el futuro, sabemos que también necesitamos "arrepentirnos, porque el reino de los cielos se ha acercado". Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar sobre cómo llegar a ser justos y confiar en la gracia de Dios y en la obra salvífica de Jesús en la cruz, no en nuestras propias obras y esfuerzos. Para aquellos que han creído en Él, ya hemos sido transferidos a Su reino (Colosenses 1:13), pero debido a que Su reino aún no está aquí -porque el Rey aún no está aquí- necesitamos poner nuestra mente en las cosas de arriba donde Él está, en lugar de en las cosas temporales de la tierra (Colosenses 3:1-4).
