GotQuestions.org/Espanol




Pregunta: ¿Qué significa que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8)?

Respuesta:
Alguien que está dispuesto a sacrificar su propia vida para salvar a otra persona es considerado un héroe. Pero, ¿quién estaría dispuesto a morir por un enemigo? Jesucristo demostró ser el héroe supremo al morir para salvar a Sus enemigos: "Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:6-8).

Antes de que una persona reciba la salvación en Jesús, es pecadora y enemiga de Dios (Romanos 5:10; Santiago 4:4). Pecador significa "el que no alcanza la norma de Dios o no da en el blanco". En lugar de amar a Dios como Creador y Padre, el pecador se rebela contra Él. Con una naturaleza pecaminosa, la persona impía es hostil hacia Dios (Romanos 8:7).

El apóstol Pablo pinta un cuadro terrible, diciendo que los impíos son totalmente incapaces de ayudarse a sí mismos. Como pecadores, éramos como prisioneros encadenados, atados a la guillotina y culpables de todo. Éramos enemigos de Dios, a punto de ser ejecutados, cuando Jesucristo intervino para morir en nuestro lugar. Al enviar a Su Hijo a morir por nosotros, Dios demostró cuánto nos amaba. Cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

Muchas personas pasan por alto la verdad implícita en el hecho de que Cristo murió por nosotros cuando aún éramos pecadores. La cronología es importante. Cristo no esperó a que "limpiáramos nuestros actos"; Él se sacrificó mientras nosotros todavía nos resistíamos activamente a Él. La salvación no depende de que nos encontremos con Dios a mitad de camino, guardando los mandamientos, o tratando de ser tan buenos como podamos. No, Dios completó la obra de nuestra salvación cuando estábamos en un estado de abierta rebelión contra Él. Eso es gracia.

En Romanos 5, Pablo está enseñando a los creyentes romanos cómo soportar el sufrimiento. Los anima a alegrarse en el sufrimiento, "sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza" (Romanos 5:3-4). El sufrimiento contribuye al crecimiento espiritual, que conduce a la madurez cristiana. Al final, el sufrimiento permite a los creyentes participar de la gloria de Cristo (Romanos 8:17; 1 Pedro 4:12-14). Pero, ¿cómo produce esperanza el sufrimiento?

Pablo explica: "Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor" (Romanos 5:5, NTV). El fundamento definitivo de nuestra esperanza cristiana es el amor inquebrantable de Dios. Nuestra esperanza nunca nos defraudará, no importa lo que suframos, porque sabemos que Dios nos ama y nunca nos va a defraudar. Su amor perfecto nunca nos abandona (1 Corintios 13:7). Por Su amor inquebrantable, Cristo murió por nosotros cuando aún éramos pecadores, enemigos declarados de Dios. El apóstol Juan dijo algo parecido: "En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros" (1 Juan 3:16).

La esencia del amor de Dios se manifiesta en Su entrega: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). En otro lugar, Juan dice: "En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados" (1 Juan 4:10, NTV). Y Pablo afirma que el Hijo de Dios "me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2:20, NTV).

El amor de Dios en Jesucristo no tiene precedentes. Ningún otro amor ha sido tan costoso para quien lo da y tan indigno para quien lo recibe. Cuando Dios Padre dio a Su Hijo, Jesús, para que muriera por nosotros cuando aún éramos pecadores, lo dio todo—Su propio ser—para rescatar a aquellos que no merecían otra cosa que el juicio de Él. Al dar a Su Hijo, Dios se dio a Sí mismo, el regalo más costoso de todos. Pagó el precio más alto para que nosotros recibiéramos el amor más grande.

© Copyright Got Questions Ministries