Pregunta: ¿Qué es el auto-teísmo? ¿Qué es un auto-teísta?
Respuesta:
El auto-teísmo es una palabra compuesta del griego theos, que significa "Dios" o "dios"; y autos, que es la palabra para "sí mismo." Un auto-teísta es alguien que cree ser Dios, y el auto-teísmo es la creencia de que uno es divinidad.
Auto-teísmo y auto-teísta tienen dos significados distintos que llegan al mismo corazón del problema entre Dios y el hombre. Aunque es algo raro, las palabras pueden usarse para hablar de la autoexistencia de Dios. Él es Dios en y por sí mismo. Cuando Satanás entró en el jardín del Edén, le ofreció a Eva la oportunidad de ser "como Dios" (Génesis 3:5). Cuando Eva rechazó el mandato de Dios, efectivamente se convirtió en su propio dios, ya que decidió trazar su propio camino sin importar lo que Dios había dicho.
Los términos auto-teísmo y auto-teísta pueden usarse para referirse a los seres humanos que se adoran a sí mismos o que afirman ser divinos. El auto-teísmo puede adoptar diferentes formas, algunas más sutiles que otras. Podrías encontrar a alguien confinado en un hospital psiquiátrico que declare ser Dios: el Dios de la Biblia o algún otro dios. Sin duda, la afirmación de esta persona no sería tomada muy en serio.
Sin embargo, no es raro encontrar a personas que funcionan en los escalones más altos de la cultura, el gobierno, y el entretenimiento, que son auto-teístas más sutiles, ya que se reservan para sí mismos los derechos que corresponden a Dios. Algunos proclaman abiertamente ser divinos en un sentido de la Nueva Era.
La banda de death metal The Faceless tiene un álbum titulado Autotheism. La canción título se realiza en tres movimientos que duran más de 17 minutos. La letra de "Movement I: I Create" expresa bien el auto-teísmo:
Yo consumo este reino a través de la visión que poseo
Me elevo por encima de la imposición consagrada
La llama piadosa
Una llama extinguida de la mente
Voy a crear una nueva realidad
No hay creador en los cielos arriba (Yo soy el rayo)
Descansa tu mente cansada
No hay demonios en el horno abajo (Yo soy el frenesí)
Me he dado cuenta que yo soy Dios
Descenderé a lo más profundo del hombre
Proclamo al vacío
Vaciando mi copa
El hambriento, cansado, sediento
Desde la tumba estéril de Dios dentro del jardín de mentiras
Una flor florece y da vida a una nueva realidad
No hay creador en los cielos arriba (Yo soy el rayo)
Descansa tu mente cansada
No hay demonios en el horno abajo (Yo soy el frenesí)
Me he dado cuenta que yo soy Dios.
En esta cosmovisión, no hay Dios (como en el Dios de la Biblia), sino que cada individuo es un dios en sí mismo, creando su propia realidad. El conocido poema "Invictus" de William Ernest Henly resume bien la teología del auto-teísmo, que es popularmente aceptable, incluso en círculos religiosos. Mientras el autor rinde homenaje a "los dioses", el dios supremo en este poema es el propio autor:
De la noche que me cubre,
Negra como el abismo de polo a polo,
Agradezco a cualesquiera dioses que puedan ser
Por mi alma inconquistable.
En las crueles garras de la circunstancia
No me he encogido ni llorado en voz alta.
Bajo los golpes del destino
Mi cabeza está cubierta de sangre, pero no se ha inclinado.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas
Solo se vislumbra el Horror de la sombra,
Y sin embargo la amenaza de los años
Me encuentra, y me encontrará, sin temor.
No importa cuán estrecha sea la puerta,
Cuán cargado de castigos el pergamino,
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.
El humanismo es realmente una forma de auto-teísmo que ve a la humanidad (y con ella a los individuos) como los seres más altos e importantes del universo. Esto está ilustrado por el Templo de la Unidad en Oak Park, Illinois, diseñado por Frank Lloyd Wright. Aunque la entrada del edificio está oficialmente inscrita “PARA LA ADORACIÓN DE DIOS Y EL SERVICIO DEL HOMBRE”, Wright dejó claro que diseñó su edificio como un "templo al hombre". El humanismo puede rendir homenaje a Dios, pero eleva al hombre al lugar de prominencia.
El auto-teísmo es el pecado consumado y más persistente de la raza humana. Queremos desplazar a Dios en nuestras propias vidas y construir un pequeño universo que gire en torno a nosotros mismos y nuestros intereses. Queremos hacer nuestras propias reglas. Esta actitud se puede encontrar tanto en ateos como en teístas. A veces, el auto-teísmo toma la forma de una declaración formal de nuestra propia divinidad, y otras veces son simplemente acciones y actitudes por las cuales nos elevamos al lugar que solo Dios debería ocupar. Un auto-teísta incluso puede afirmar que honra y adora a Dios.
El antídoto al auto-teísmo es una buena dosis de la Escritura, que nos enseña que no somos Dios ni dioses; más bien, estamos hechos a su imagen para representarlo en la tierra, para adorarlo, y para vivir en comunión con él (ver Génesis 1:28-29). Un día, cada ser humano será juzgado por Dios, y toda rodilla se inclinará ante él (ver Filipenses 2:10-11 y Apocalipsis 20:11-15).
"Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir. No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno" (Isaías 44:6-8).
