Pregunta: "He pecado. ¿Necesito bautizarme de nuevo?"
Respuesta:
El tema de si una persona que ha pecado tiene que volver a bautizarse es muy frecuente. En primer lugar, es importante que entendamos qué es el bautismo. El bautismo no nos salva ni limpia nuestros pecados. El bautismo es simplemente una ilustración de lo que ha ocurrido en la vida de un creyente cuando cree en Jesucristo. El bautismo muestra la unión del creyente con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Romanos 6:3-4 nos dice: "¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva". El acto de sumergirse en el agua ilustra el hecho de ser enterrado con Cristo. Al salir del agua, se ilustra la resurrección de Cristo y nuestra identificación con Él, pues hemos resucitado para que "andemos en vida nueva" (Romanos 6:4).
El bautismo es importante porque es un paso de obediencia: una declaración pública de fe en Cristo y de compromiso con Él, y una identificación con la muerte, la sepultura y la resurrección de Cristo. Si conocemos a Jesucristo como Salvador y entendemos lo que significa el bautismo cuando somos bautizados, entonces no necesitamos bautizarnos de nuevo. Si no conocimos a Jesús como Salvador cuando fuimos bautizados, entonces sí necesitamos ser bautizados de nuevo. Si conocimos a Jesús como Salvador pero no entendimos realmente lo que significa el bautismo, entonces tal vez sí necesitamos ser rebautizados. Pero esto es una cuestión de conciencia entre el creyente y Dios.
También es importante entender que los creyentes seguirán pecando, aunque el pecado debería tener cada vez menos control sobre nosotros a medida que maduremos en Cristo, y su incidencia debería seguir disminuyendo a lo largo de nuestras vidas. Cuando pecamos, debemos confesarlo a Dios, pidiéndole que nos perdone y que restaure nuestra íntima comunión con Él. Tenemos la promesa de que "él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9). La Biblia no dice en ninguna parte que debamos rebautizarnos para ser perdonados.
