Respuesta:
¿No sería estupendo que la vida cristiana tuviera una lista de chequeo? ¿Una especie de receta que nos proporcionara instrucciones que pudiéramos seguir para asegurarnos de que estamos siendo "buenos cristianos"? Pocas cosas en la vida funcionan realmente así. De hecho, incluso las recetas que se siguen al pie de la letra no siempre resultan. No tienen en cuenta los efectos del clima, las ligeras diferencias en los ingredientes, las variaciones en la temperatura del horno o una serie de otros factores. Y lo "bueno" está en las papilas gustativas de quien lo come. Entonces, ¿qué se necesita para ser un buen cristiano?
Muchos dirán que consiste en leer la Biblia a diario, orar al menos dos veces al día, servir en la iglesia, diezmar, apoyar a un misionero, evangelizar, etc. Todas estas son grandes actividades para los cristianos, pero no son lo que significa la vida cristiana.
Un cristiano es alguien que ha sido hecho nuevo en Cristo (2 Corintios 5:17) y restaurado en su relación con Dios. La vida cristiana consiste en conocer a Dios, disfrutar de Él y darle gloria (Isaías 43:7; 2 Corintios 3:18; Juan 17:1-5, 22). Es cierto que cuando conocemos a Dios, ciertas acciones resultarán naturalmente. Jesús dijo: "Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando" (Juan 15:14). Pero antes dijo: "Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador...Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí...En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido" (Juan 15:1-11). La obediencia - vivir la vida de "buen cristiano" - surge de una relación de amor. Y la obediencia nos ayuda a permanecer en el amor de Dios y, por tanto, a experimentar Su gozo.
Ser un "buen cristiano" no consiste en realizar ciertas acciones. Se trata de crecer en el amor por Cristo y permitir que Su Espíritu Santo transforme nuestros corazones y nuestras vidas. Jesús es el autor y el consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2), el escritor de recetas y el probador de nuestras vidas. A medida que buscamos conocer a Dios y glorificarlo, también llegamos a disfrutar de Él (Salmo 73:25-26). El buen cristiano conoce a Dios, disfruta de Dios y crece en la gracia.