Pregunta: "¿El canon cerrado — ¿Cuáles son las implicaciones?"
Respuesta:
El canon de las Escrituras se refiere a todos los libros de la Biblia Cristiana y las Escrituras Hebreas las cuales constituyen toda la Palabra de Dios, completa y divinamente inspirada. Sólo los libros del canon son considerados autoridad en materia de fe y práctica. La idea de un canon cerrado es que la Biblia está completa; no se le añaden más libros. Dios no está añadiendo a Su Palabra.
El canon de la Escritura fue determinado por Dios, no por los hombres. Hacer esta distinción es importante. Los libros aceptados no se consideraron inspirados porque los hombres determinaron que debían formar parte del canon; se incluyeron en el canon porque Dios los inspiró en el momento en que fueron escritos. El pueblo de Dios sólo era responsable por descubrir o reconocer el canon. El proceso de descubrimiento comenzó con los eruditos y rabinos judíos y finalizó en la iglesia cristiana primitiva a finales del siglo IV.
El desarrollo de un canon completo o cerrado de las Escrituras elaborado mientras la iglesia primitiva comprobaba y discernía lo que era realmente la Palabra de Dios divinamente inspirada. Humanamente hablando, el proceso se desarrolló de manera imperfecta, pero en última instancia el propósito soberano de Dios prevaleció.
Hoy en día los protestantes incluyen en el canon 66 libros del Antiguo y Nuevo Testamento. Los católicos romanos y algunas iglesias ortodoxas orientales aceptan escritos adicionales conocidos como los Apócrifos, un conjunto de libros que no se consideran de autoridad o inspirados divinamente en el judaísmo y el cristianismo protestante.
La implicación más significativa de un canon cerrado es que no se pueden añadir libros adicionales a la Biblia y no se puede eliminar ninguno de los libros que actualmente están incluidos. Dios ha hablado.
Un canon cerrado implica que otros libros religiosos que se dicen ser inspirados por Dios, deben ser rechazados por ser falsos. El Libro de Mormón, el Corán, los Vedas, La Gran Controversia, y Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras — todos estos son obras de hombres y mujeres y no el producto del Espíritu Santo de Dios.
Un canon cerrado también implica que no hay apóstoles o profetas hoy en día que estén recibiendo nuevos mensajes de Dios. La iglesia está equipada con maestros y predicadores de la Palabra hoy en día, pero cualquiera que afirme tener una nueva revelación de Dios, que presente su mensaje como divinamente inspirado, o asuma autoridad a la par de la Biblia, está llevando a la gente por el camino equivocado. Tristemente, muchos en la iglesia prestan atención a los sueños y visiones compartidas desde el púlpito y a los que afirman falsamente que "Dios me habló".
Pero, ¿qué pasaría si se descubriera hoy un libro verdaderamente profético? ¿Y si se encontrara una carta perdida escrita por el apóstol Pablo? Aunque se encontrara otra epístola, y se pudiera verificar que es de Pablo, no la añadiríamos al canon de las Escrituras. Suponemos que Pablo escribió muchas cartas a varios grupos en el transcurso de su ministerio, pero la mayoría de ellas no se conservaron, evidenciando que no era la voluntad de Dios el que fueran incluidas en el canon (ver 2 Corintios 7:8 para una posible referencia a una carta no canónica).
Judas, uno de los últimos libros que se incluyeron en el canon antes de que se concluyera, dice: "Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos" (Judas 1:3). La frase "la fe" en este pasaje se refiere al conjunto de lo que los cristianos creen, todas las enseñanzas de los apóstoles, o todo el contenido de creencias cristianas. En otras palabras, todo lo que creemos en la fe cristiana ya se ha entregado o revelado a los santos a través de los apóstoles y profetas. A través de las Escrituras, Dios nos ha dado todo el conocimiento necesario para vivir la fe cristiana.
Un canon abierto permitiría que se agregaran libros o pasajes de las Escrituras a la Biblia a través de una revelación continua o permanente. Al añadir libros al canon, estaríamos diciendo esencialmente que la Biblia actual está incompleta, o que de alguna manera presenta deficiencias.
Proverbios 30:5-6 nos advierte de no añadir a las palabras de Dios: "Toda palabra de Dios es limpia; él es escudo a los que en él esperan. No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso".
Deuteronomio 4:2 nos advierte de no añadir ni quitar nada a los mandamientos de Dios: "No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos del Señor vuestro Dios que yo os ordeno" (ver también Deuteronomio 12:32).
Al final del libro del Apocalipsis, el último libro de la Biblia, leemos una advertencia similar: "Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro" (Apocalipsis 22:18-19)
Reconocer un canon cerrado significa aceptar la idea de que Dios ya ha revelado todo lo que Sus hijos necesitan saber. También significa que todo lo que ha revelado en las Escrituras es inspirado por Dios. No se debe añadir nada, y nada se debe quitar o ignorar.
Un canon cerrado no significa que Dios ya no se revele a la gente hoy en día, sino que no habrá una nueva revelación de la verdad fuera de lo que ya ha revelado en la Biblia para la iglesia. Dios ha puesto en el canon cerrado de la Escritura todo lo que necesitamos saber sobre Él, sobre quiénes somos, cómo debemos vivir, y qué pasará en el futuro (ver 2 Pedro 1:3).