Pregunta: El que canta canciones a un corazón afligido, ¿es como echarle vinagre sobre la lejía [carbonato sódico] (Proverbios 25:20, NBLA)?
Respuesta:
Si alguna vez has cocinado o limpiado con vinagre y bicarbonato de sodio, es probable que comprendas el significado de Proverbios 25:20: "Como el que se quita la ropa en día de frío, o como el vinagre sobre la lejía [carbonato sódico], es el que canta canciones a un corazón afligido". (NBLA)
Este proverbio imparte sabiduría sobre la necesidad de ser sensibles a los estados de ánimo y los sentimientos de los demás. Quien canta alegremente canciones a una persona abatida actúa de forma imprudente e incongruente con la situación. En vez de levantar su ánimo, es más probable que enfurezcamos o hiramos a la persona con una actitud alegre e inapropiada ante su tristeza.
En Proverbios 25:20, la palabra traducida "lejía" (nether en hebreo) se refiere a un agente limpiador, como carbonato de sodio o bicarbonato de sodio. La Septuaginta (la traducción griega del Antiguo Testamento) utiliza el término helkos en griego, que significa "herida". La Nueva Versión Internacional sigue esta interpretación, leyendo: "Dedicarle canciones al corazón afligido es como echarle vinagre a una herida".
De cualquier manera, se transmite el significado del proverbio. En el sentido griego, cantar canciones alegres a alguien con el corazón destrozado es como echar vinagre sobre una herida: es un acto dolorosamente cruel. En el ejemplo del vinagre sobre la lejía, tenemos un resultado similar. Cuando el vinagre entra en contacto por primera vez con el bicarbonato, se produce una agitación explosiva y efervescente. Rápidamente, los dos elementos se neutralizan y se destruyen mutuamente. La imagen es de insensibilidad, contraproductividad y daño.
Un amigo sabio y cariñoso, con una verdadera compasión, comprenderá la necesidad de "Gozaos con los que se gozan" y "llorad con los que lloran" (Romanos 12:15; ver también Job 30:25). La ternura es una señal del verdadero carácter cristiano (Efesios 4:32; Colosenses 3:12; 1 Pedro 3:8). El apóstol Pablo enseñó acertadamente que, en el cuerpo de Cristo, "si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan" (1 Corintios 12:26). El escritor de Hebreos nos exhorta: "Acuérdense de aquellos que están en prisión, como si ustedes mismos estuvieran allí. Acuérdense también de los que son maltratados, como si ustedes mismos sintieran en carne propia el dolor de ellos" (Hebreos 13:3).
Tener una actitud favorable y alegre es bueno y, a veces, puede animar a los que están desanimados. Sin embargo, debemos combinar nuestro optimismo con la empatía y la comprensión. Cuando alguien está abatido y deprimido, cargado con un corazón pesado, sería desconsiderado y poco amable por nuestra parte ignorar la profundidad de la angustia de esa persona y limitarnos a cantarle una alegre melodía. Proverbios 25:20 compara tal actitud con quitarle el abrigo a alguien en un día de invierno, dejándolo temblando y desprotegido en el frío. Al igual que el vinagre derramado sobre la lejía, esto podría provocar una reacción explosiva. Ciertamente, no ayudará y es más probable que empeore las cosas enfadando o hiriendo a la persona a la que esperabas consolar.
Cantar una canción a un corazón afligido es como echar vinagre sobre lejía, porque es un acto carente de compasión y sentimiento. Los creyentes deben llorar con los que están tristes y reír con los que se alegran. Cuando Jesús sufrió la agonía en el Huerto de Getsemaní, quiso que Sus seguidores más cercanos estuvieran con Él, para velar y orar (Mateo 26:37-38). Dios nos llama a mostrar misericordia, al igual que lo hace cuando consolamos a otros: "Dios es nuestro Padre misericordioso y la fuente de todo consuelo. 4 Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros" (2 Corintios 1:3-4, NTV). Un creyente sensible sabe estar al lado de los que sufren y actuar como un tierno y compasivo agente de sanidad.
