Pregunta: ¿Cuál es la corona de vida (Santiago 1:12)?
Respuesta:
La Biblia hace referencia a cinco coronas que los creyentes recibirán en el cielo. Una de estas coronas -la corona de vida- es un don de Dios que se les concederá a quienes, por su amor a Él, hayan soportado fielmente las pruebas y tribulaciones en la tierra: "Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman" (Santiago 1:12).
La corona de vida no es un adorno, sino una representación simbólica del reconocimiento de Dios por haber triunfado espiritualmente en esta vida. En el griego original, la palabra "corona" en Santiago 1:12 se refiere a un premio. El término no se refiere a una corona real como las que llevan los reyes y gobernantes. Esta corona describe una guirnalda o corona de follaje de laurel que, en la antigüedad, se colocaba sobre la cabeza de un atleta vencedor como emblema de honor y triunfo en una competencia.
La corona de vida es la recompensa de Dios para los que le aman y perseveran lealmente en la prueba. No significa ninguna posición real o autoridad sobre otros, sino que es una señal de gozo eterno en la vida venidera (1 Juan 2:25; Mateo 10:22; Santiago 2:5). Jesús anunció este privilegio divino en su Sermón del Monte: "Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos" (Mateo 5:10-12). Cuando afrontamos pruebas y tribulaciones, podemos soportarlas para gloria de Dios, confiando en que nos aportarán plenitud espiritual y demostrarán nuestro amor por Él.
El apóstol Pablo recalcó la necesidad de perseverancia y autodisciplina para terminar la carrera y recibir la corona de vida: "¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado" (1 Corintios 9:24-27). Sean cuales sean los retos a los que nos enfrentemos, podemos consolarnos sabiendo que Dios ha preparado increíbles bendiciones (tanto ahora como en el futuro) para aquellos que sufren penurias a causa de su amor por Él (2 Corintios 4:7-15).
La corona de vida está reservada a los creyentes que dejan atrás la seguridad y el refugio de la infancia cristiana en busca de la madurez espiritual (1 Juan 2:12-14). Se dan cuenta de que los campos de batalla de esta vida son campos de entrenamiento mientras "avanzan hacia la meta para ganar el premio" (ver Filipenses 3:12-14). Soportan las dificultades por Jesús, sabiendo que les espera una vida abundante. El mundo puede percibir que pierden los placeres de este mundo, pero estos creyentes han llegado a comprender que su reino no es de este reino terrenal (Juan 8:23; 17:14, 16; 18:36). Los futuros portadores de la corona saben que esta vida es solo temporal (1 Corintios 7:31) y, por lo tanto, eligen seguir la voluntad de Dios y soportar el sufrimiento por Cristo (1 Juan 2:17). Ponen su corazón en las cosas de arriba (Colosenses 3:1), fijando sus ojos en el premio: la corona de la vida con la que Dios les bendecirá con la victoria, el gozo y la inigualable recompensa de pasar la eternidad con Él.
Los cristianos de todas las épocas se han enfrentado al sufrimiento y la persecución (2 Timoteo 3:12; 1 Tesalonicenses 3:4), pero no sin la promesa de una recompensa eterna (Marcos 10:29-30). Jesús aseguró a la iglesia de Esmirna: "No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" (Apocalipsis 2:10). Aunque las pruebas nos asustan y nos desagradan cuando pasamos por ellas, Jesús nos garantiza que nos darán un premio digno: la corona de vida.
