Pregunta: ¿Cuál es el "culto racional" que se menciona en Romanos 12:1?
Respuesta:
Romanos 12:1 es un versículo bíblico difícil de entender. El apóstol Pablo insta a los cristianos a vivir la verdad que han recibido, ofreciendo todo su ser en servicio a Dios: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional".
Pablo afirma que ofrecer todo nuestro cuerpo como sacrificio vivo y santo -el tipo de sacrificio que Dios considera aceptable- es nuestro "culto racional". Los traductores de la Biblia no se ponen de acuerdo sobre lo que Pablo quiere decir con esta expresión tan compleja. El culto se refiere a la adoración divina. La palabra griega traducida como "racional" es logikos, que puede significar "razonable" o "apropiado". Pablo puede haber tenido en mente una adoración que refleje una comprensión precisa del evangelio y una respuesta bien pensada al mismo. Por otro lado, logikos también puede significar "espiritual", indicando una adoración que surge del corazón y la mente de una persona, en contraposición a los sacrificios físicos y las ofrendas rituales. La palabra también puede traducirse como "verdadero", como en la adoración que no se conforma "a este siglo", sino que revela una mente renovada y transformada, capaz de comprobar "cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:2).
La Nueva Traducción Viviente expresa la súplica de Pablo de este modo: "Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo" (Romanos 12:1). Independientemente de cómo interpretemos el culto racional, podemos concluir que Dios desea adoradores que le ofrezcan una devoción auténtica, sincera y radicalmente vivida, basada en un sólido fundamento de verdad evangélica.
Pablo quiere que sus lectores comprendan que la adoración del Nuevo Testamento ya no es un sistema de ofrendas y sacrificios ceremoniales. En la actualidad, nuestros actos de adoración fluyen desde el interior de nosotros mismos: los reinos del corazón, la mente y el espíritu (Juan 4:23-24). El culto en la era de la Iglesia es tanto cognitivo como espiritual. Nuestro culto racional es lógico porque capta la verdad de lo que Cristo ha hecho por nosotros y luego responde a ese conocimiento con una devoción agradecida y de todo corazón (Hebreos 12:28). Solo cuando nuestras mentes son transformadas y renovadas, ya no fijadas en las cosas mundanas, sino centradas en Dios, podemos adorarle en espíritu y en verdad.
En la actualidad, nuestro culto racional se expresa mediante la presentación de todo nuestro cuerpo a Dios en señal de gratitud, alabanza y adoración (1 Corintios 6:19-20; Filipenses 1:20-21). En el Antiguo Testamento, el pueblo hebreo ofrecía sacrificios por el pecado, así como ofrendas de agradecimiento y alabanza. Pero cuando Jesucristo entregó Su vida y murió en la cruz por nuestros pecados, "de una vez y para siempre", ya no fueron necesarios más sacrificios por el pecado (Hebreos 9:13-14; 26; 10:10, 12, 14).
La Biblia dice: "No dejen que ninguna parte de su cuerpo se convierta en un instrumento del mal para servir al pecado. En cambio, entréguense completamente a Dios, porque antes estaban muertos pero ahora tienen una vida nueva. Así que usen todo su cuerpo como un instrumento para hacer lo que es correcto para la gloria de Dios" (Romanos 6:13, NTV). Nuestro culto racional ahora es ser un sacrificio vivo. En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios "hacía" sacrificios. Hoy, los creyentes deben "ser" sacrificios (1 Corintios 15:58; Mateo 16:24; Filipenses 3:8).
Los sacrificios del Antiguo Testamento eran sacrificios muertos, pero ahora nosotros somos sacrificios vivos. Jesús es nuestro ejemplo, el modelo perfecto de un sacrificio vivo que vivió y murió en obediencia a la voluntad de su Padre. Somos vivificados en Cristo y facultados por Él para vivir una vida justa (Romanos 6:17-18; 8:11-13; Efesios 4:20-24; Colosenses 3:1-11; 1 Corintios 1:30). La vida santa es ahora nuestro culto racional (Efesios 4:1-3; 2 Pedro 3:11; 1 Pedro 1:15). "Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación" (1 Tesalonicenses 4:7-8). Ofrecemos nuestros cuerpos no "para servir a la inmundicia y a la iniquidad", sino "para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia" (Romanos 6:19). Cada día que vivimos para agradar a Dios y obedecer Su voluntad, estamos realizando nuestro culto racional de adoración genuina y de todo corazón a Dios.