Pregunta: ¿Qué quiso decir Jesús al decir que era necesario que cumplamos toda justicia (Mateo 3:15)?
Respuesta:
Antes de comenzar Su ministerio terrenal de proclamar el reino venidero, Jesús fue al río Jordán para ser bautizado por Juan el Bautista (Mateo 3:13). Al saber que Jesús era el Mesías, Juan pensó que él debía ser bautizado por Jesús y no al revés (Mateo 3:14). Jesús convenció a Juan para que lo bautizara, diciendo que era hora de cumplir toda justicia (Mateo 3:15).
Parece que había dos razones para que Jesús dijera que era hora de "que cumplamos toda justicia". Una razón se desprende inmediatamente del contexto, y la otra se basa en un contexto bíblico anterior. Primero, el bautismo confirmó a Jesús como el Mesías. Segundo, confirmó a Juan como el precursor del Mesías. Tanto Jesús como Juan estaban actuando en cumplimiento de la profecía.
Cuando Jesús salió del agua después de ser sumergido (o bautizado) por Juan, el Espíritu de Dios descendió del cielo sobre Jesús como una paloma (Mateo 3:16). Y desde los cielos se escuchó una voz audible que decía: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:17). Las Escrituras profetizaron que el Mesías tendría el Espíritu de Dios sobre Él (Isaías 11:2) y que sería el Hijo de Dios (Isaías 9:6; Marcos 1:1). En el bautismo de Jesús, tanto el Espíritu Santo como el Padre afirmaron que Jesús era el Mesías. El momento es significativo. Era importante que hicieran esa afirmación después de que Juan bautizara a Jesús. Jesús reconoció la importancia del momento, incluso si Juan no lo hizo al principio. Jesús reconoció que el bautismo era apropiado: era hora de cumplir toda justicia (Mateo 3:15), y la forma en que Jesús y Juan lo hicieron fue mediante este bautismo en particular.
El bautismo (de la palabra griega baptize, que significa "sumergir") era una forma de que una persona se identificara con otra persona o grupo. Significaba que la persona que era bautizada estaba conectada con la persona que la bautizaba. Cuando Jesús dijo que era hora de cumplir toda justicia, parece que comprendió que tenía que haber una conexión formal y pública de Jesús con Juan y viceversa. Juan había venido proclamando las buenas nuevas del reino y el arrepentimiento (Mateo 3:2). Mateo reconoció que Juan era el que Isaías había profetizado, que vendría a preparar el camino para el Mesías (Mateo 3:3). Malaquías también había registrado importantes profecías sobre el Mesías y el que precedería a Su venida. En una de esas profecías, Dios anunció que Su mensajero prepararía el camino para Él, y luego vendría a Su templo (Malaquías 3:1). Cuando Juan bautizó a Jesús, fue una confirmación de que Juan era ese mensajero, el precursor del Mesías.
El bautismo de Jesús por Juan fue una afirmación de que el ministerio de Juan estaba de acuerdo con el plan revelado de Dios. Si el ministerio de Juan era verdadero, entonces la gente no debería ignorar al que Juan estaba proclamando: Jesús, el Mesías. Jesús buscó el bautismo de Juan, porque Juan estaba proclamando al Mesías que vendría, y Jesús era ese Mesías. Al asociarse con Juan y el mensaje de Juan, Jesús afirmaba ambas cosas. También mostró al mundo que Él, Jesús, era el Mesías profetizado. Cuando el Espíritu Santo y el Padre se dieron a conocer en este acontecimiento, demostraron que Jesús era el Mesías y confirmaron la verdad del mensaje de Juan.
Jesús explicó más tarde que Juan era uno de los testigos de Su mesianidad (Juan 5:33–35). Cuando Jesús dijo que era hora de cumplir toda justicia (Mateo 3:15), entendió que era hora de que el ministerio de Juan fuera autenticado y de que la mesianidad de Jesús fuera afirmada por Juan el Bautista, el Espíritu Santo y Dios Padre.