Respuesta:
Tanto la enseñanza de la Nueva Era como el cristianismo bíblico afirman de todo corazón que hay más en el ser humano que solo lo material y lo físico. Ambos estarían de acuerdo en que el ser humano tiene un espíritu y que hay otros seres espirituales que pueden interactuar con el mundo y con las personas. Ambos acuerdan que los seres humanos necesitan desarrollarse espiritualmente o se perderán las cosas más importantes de la vida. Sin embargo, las similitudes entre el pensamiento de la Nueva Era y el cristianismo bíblico terminan rápidamente en la discusión de cómo y en qué dirección uno debería desarrollarse espiritualmente.
La Biblia enseña que Dios desea nuestro desarrollo espiritual. Los seres humanos son creados a imagen de Dios (Génesis 1:27). Fuimos hechos para tener comunión con Él, pero esa comunión fue rota por el pecado. El pecado, o rebelión contra la ley de Dios (1 Juan 3:4), es el obstáculo para nuestro desarrollo espiritual. El espíritu de cada ser humano está separado de Dios, el Autor de la vida, por lo que los seres humanos se describen como muertos espiritualmente en pecado (Efesios 2:1). La única esperanza para los espíritus muertos es que sean hechos vivos en Cristo y luego comiencen a crecer y desarrollarse en el tipo de personas espirituales que Dios pretendía que fuéramos: personas que reflejen con precisión Su imagen.
El objetivo de la vida cristiana es volverse cada vez más como Cristo, mientras el Espíritu Santo trabaja en nuestros espíritus, produciendo fruto (Gálatas 5:22-24). Al someternos al Espíritu, Él nos guiará (Gálatas 5:16, 25). El desarrollo espiritual ocurre a través de la lectura de la Palabra de Dios, la oración, la comunión con otros creyentes y la participación activa en una iglesia local. Los cristianos no eligen la dirección o los medios de su desarrollo; los medios han sido elegidos por Dios como se revela en Su Palabra. A través de la iglesia, Dios equipa a Su pueblo “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños... sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:12-15).
El desarrollo espiritual del cristiano se basa en las promesas de la Palabra de Dios y en la participación voluntaria del creyente individual mientras se somete a Cristo. El objetivo es dejar atrás el pecado y aumentar en semejanza a Cristo: “...por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 Pedro 1:4–8).
El desarrollo espiritual de la Nueva Era comienza con una premisa completamente diferente. En lugar de ver a la humanidad creada a imagen de un Dios personal, la espiritualidad de la Nueva Era ve a los seres humanos como manifestaciones independientes de un espíritu impersonal (energía, fuerza, o chi) que energiza el universo. El desarrollo espiritual, según la enseñanza de la Nueva Era, es simplemente conectarse con esta energía para lograr una mayor satisfacción y armonía aquí en la tierra y posiblemente en la vida venidera. Un sitio web de la Nueva Era describe el objetivo del desarrollo espiritual de la Nueva Era así: “El mundo es una magnífica cornucopia, llena de maravillosos y deliciosos artículos. Aquí podemos encontrar exactamente lo que estamos buscando. Si buscamos el disfrute de los sentidos, hay muchas oportunidades. Del mismo modo, si buscamos aprender y acercarnos a nuestro yo superior, esta oportunidad también existe. En parte, la fase terrestre de nuestra existencia es una oportunidad para aprender, crear y experimentar todas las partes del yo y acercarnos a lo que deseamos convertirnos.” La dirección del desarrollo espiritual de la Nueva Era es elegida por el individuo. Al alinearse correctamente con la fuerza espiritual, el individuo puede convertirse en cualquier cosa o persona que desee.
La filosofía de la Nueva Era enseña que ayudando al desarrollo espiritual están los guías espirituales y ángeles que pueden proporcionar dirección y fortaleza en el camino hacia la autorrealización. Objetos físicos como cristales pueden ayudar a enfocar la energía psíquica/espiritual. Colocar los objetos de manera correcta en el hogar (la idea detrás del feng shui) también puede ayudar al flujo de energía. Las habilidades psíquicas como la Percepción Extrasensorial (ESP) pueden ser desarrolladas.
Mientras que el desarrollo espiritual bíblico tiene como objetivo volverse más como Cristo, el objetivo del desarrollo espiritual de la Nueva Era es determinado por cada individuo, empoderando a cada uno a convertirse en el dueño de su propio destino. Es la diferencia entre la santificación del Espíritu Santo y la autorrealización individual. Es la diferencia entre someterse a Dios y buscar convertirse en uno mismo en dios. Es la diferencia entre escuchar a Dios decir "encomienda a Jehová tu camino" (Salmos 37:5) y escuchar la mentira de Satanás "seréis como Dios" (Génesis 3:5).
