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Pregunta: ¿Qué significa que "en Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres" (Juan 1:4)?

Respuesta:
Para mantener la vida se necesitan varios elementos. Entre los principales están el alimento, el agua, el aire y la luz. En las Escrituras, Jesús es la fuente de cada uno de ellos. Él es el "pan de vida" (Juan 6:48), el proveedor de "agua viva" (Juan 4:10) y Aquel que llena a toda criatura con el "aliento de vida" (Génesis 2:7; Juan 3:8; 20:22). El Evangelio de Juan dice: "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres" (Juan 1:4).

Jesucristo vino al mundo para dar vida. Es igual a Dios Padre, que "tiene vida en sí mismo y le ha entregado a su Hijo ese mismo poder de dar vida" (Juan 5:26, NTV). El término griego traducido como "vida" en Juan 1:4 es zōē. Significa "fuente de vida; la capacidad inherente de producir (y mantener) seres vivos". Esta "zoe-vida" es un tema general en el Evangelio de Juan. Como Creador (Juan 1:3) y Sustentador de toda vida (Juan 5:21; 6:40, 57; 14:6), Jesús ofrece vida física, espiritual y eterna a la humanidad. La fuente de vida que hay en Él, revela Juan, se ha convertido en "la luz de los hombres" (Juan 1:4), "la luz de la humanidad" (NVI), o "luz a todos" (NTV).

En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, significa que la vida y la luz de la salvación se extienden ahora más allá del pueblo elegido de Israel, a todo el mundo. Juan llama a Jesús la "luz verdadera, que alumbra a todo hombre" (Juan 1:9), recordando la profecía de Isaías de que el Mesías venidero haría "algo más que devolverme al pueblo de Israel" y se convertiría en "luz para los gentiles" y llevaría "la salvación a los confines de la tierra" (Isaías 49:6, NTV).

Jesús no dejó ninguna duda sobre este aspecto de Su identidad. Dijo: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8:12). Mientras devolvía la vista a un ciego, Jesús afirmó: "Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo" (Juan 9:5). Y de nuevo, Jesús recalcó que había venido a salvar al mundo entero: "Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas" (Juan 12:46).

En la Biblia, la oscuridad es a menudo un símbolo del pecado y sus efectos (Juan 3:19-20; Mateo 6:23; 2 Corintios 4:4; Efesios 4:18). Jesús es la luz que atraviesa todas las tinieblas de este mundo con el resplandor de Su verdad (Juan 1:5). Y "no hay ningunas tinieblas en él" (1 Juan 1:5). A los que ponen su fe en Jesucristo, dijo: "creed en la luz" para que seáis "hijos de luz" (Juan 12:35-36).

Como luz de los hombres, Jesús llama a los creyentes "de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa" (1 Pedro 2:9, NTV), tal como predijo Isaías: "El pueblo que camina en oscuridad verá una gran luz. Para aquellos que viven en una tierra de densa oscuridad, brillará una luz" (Isaías 9:2, NTV). Poco después de su experiencia de conversión mediante una luz cegadora, el apóstol Pablo testificó que, según los profetas, el Mesías de Israel traería el mensaje de salvación - "el mensaje de la luz"- tanto a judíos como a gentiles (Hechos 26:23; cf. Is 42:6-7; 51:4; 53:11). Más tarde, Pablo escribió: "Pues Dios, quien dijo: "Que haya luz en la oscuridad", hizo que esta luz brille en nuestro corazón para que podamos conocer la gloria de Dios que se ve en el rostro de Jesucristo" (2 Corintios 4:6, NTV).

El mensaje de la salvación es que Jesucristo - "el que es la vida misma"- es la fuente de la vida eterna para todas las personas (1 Juan 1:2). La salvación y la vida eterna solo se encuentran en Él (1 Juan 5:11). Jesús dijo: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá" (Juan 11:25).

Como cristianos, nuestra vida es Jesús (Colosenses 3:4). Todo lo que necesitamos procede de Él, en quien "vivimos, y nos movemos, y somos" (Hechos 17:28). La vida que es la luz de los hombres sigue brillando en este mundo oscuro a través de los creyentes que "viven como hijos de la luz" (Efesios 5:8-14; ver también 1 Juan 1:7; 2:8-10; 1 Tesalonicenses 5:5-6). Jesús enseñó a Sus seguidores: "Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5:14-16).

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