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Pregunta: ¿Es Dios perfecto?

Respuesta:
Perfecto significa "sin defecto". Dios es perfecto en todos los sentidos. Él es impecable. "Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto" (Deuteronomio 32:4).

Al ser perfecto, Dios es el estándar por el que se medirá todo lo demás. Sería imposible que Dios fuera imperfecto, porque eso significaría que otra norma ha encontrado un defecto en Él. ¿Pero de quién sería ese estándar? Si hay otra norma más alta que la de Dios, eso significa que Dios está sujeto al juicio de otra cosa, lo que convierte a esa otra cosa en dios. Con frecuencia, la humanidad trata de elevar sus propias opiniones por encima de los decretos de Dios, insinuando así que Él es defectuoso. Cada vez que alguien dice: "Si yo fuera Dios, haría tal o cual cosa" o "Si yo fuera Dios, nunca haría esto o aquello", revela su propio espíritu altivo, no la imperfección de Dios. Cuando juzgamos a Dios según nuestros propios criterios, nos estamos colocando en Su trono.

El Salmo 18:30 (NBLA) dice que todo lo que Dios hace y dice es perfecto: "En cuanto a Dios, Su camino es perfecto; acrisolada es la palabra del Señor; Él es escudo a todos los que a Él se acogen". La perfección de Dios se ve en Su carácter, Su Palabra y Sus acciones.

1. Su carácter. El carácter de una persona es la suma total de todas las cualidades que hacen de una persona un individuo. El carácter se muestra en palabras y acciones, pero no está limitado por ellas. Llamamos atributos a las cualidades del carácter de Dios. Cuando la Biblia describe la naturaleza de Dios, utiliza la palabra es. Por ejemplo, 1 Juan 4:16 dice que "Dios es amor". Esto significa que Dios no sólo posee sentimientos amorosos; Él es todo lo que significa el amor (1 Corintios 13:4-8). El amor es Su naturaleza. Dios define perfectamente el amor.

Dios también es fiel. Primera de Corintios 1:9 dice: "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor". Eso significa que a quienes Dios escogió para redimir y justificar, Él los guarda. Dios no perderá a nadie que desee ser salvo. Su fidelidad nos sostiene incluso cuando le somos infieles (2 Timoteo 2:13). La fidelidad perfecta de Dios significa que Él sigue siendo el mismo sin importar las circunstancias o el comportamiento humano. Si Él lo dijo, lo hará (Isaías 46:9-11). Si Él declara que es así, entonces es así.

Dios es justo, y perfectamente justo (2 Tesalonicenses 1:6). Nuestro sentido innato de la justicia procede de nuestro Creador, que encarna la justicia. Todo indicio de equidad o rectitud que se encuentra en nosotros tiene su plenitud en un Dios perfecto. Incluso Su perdón es justo porque, para el creyente, el pecado ya ha sido castigado en Cristo (1 Juan 1:9). La perfección de la justicia de Dios significa que Dios declara "no culpables" a los que están en Cristo -hacer lo contrario sería castigar dos veces la misma ofensa, y eso sería injusto.

2. Su Palabra. Jesús oró al Padre: "Santifícalos en la verdad. Tu palabra es verdad" (Juan 17:17). En este versículo hacemos una observación crítica: Jesús no se limitó a decir que la Palabra de Dios es verdadera, un adjetivo que significa "no falsa". Más bien, usó el sustantivo verdad. Jesús equiparó la Palabra escrita de Dios, la Biblia, con la verdad absoluta. Cualquier idea que pretenda ser verdad, pero sea contraria a la Palabra de Dios no es verdad. Puesto que Dios es perfecto, cada palabra que Él habla es también perfecta.

3. Sus acciones. Las acciones de Dios a veces han desconcertado a la gente y han creado escepticismo en aquellos que se preguntan si Dios es perfecto. Algunas de Sus acciones, particularmente en el Antiguo Testamento, son difíciles de entender e incluso pueden parecer crueles a nuestro entendimiento. Moisés, "a quien el Señor conocía cara a cara" (Deuteronomio 34:10, NBLA), escribió de Dios: "sin ninguna iniquidad en él" (Deuteronomio 32:4). A este mismo Moisés se le impidió entrar en la Tierra Prometida, pero seguía viendo la perfección de Dios en todas Sus acciones. Moisés sabía que, si algo de lo que Dios hacía no le gustaba o no lo entendía, era él, y no Dios, quien tenía que cambiar.

Cuando evaluamos algunas de las acciones de Dios desde nuestra propia perspectiva, sin darnos cuenta podemos ponernos a juzgar a Dios. Es una posición peligrosa, porque Dios es nuestro juez; nosotros no somos Su juez. Debemos renunciar a nuestro derecho a juzgar y aprobar los métodos de Dios. Cuando comenzamos a buscar la comprensión partiendo de la premisa de que Dios tiene razón, obtenemos una mayor comprensión (Proverbios 3:5-6).

Dios es perfecto; nosotros, no. Sin embargo, cuando nos salva, el Espíritu Santo interviene y comienza a transformar nuestras imperfecciones (1 Corintios 6:19-20; 2 Tesalonicenses 2:13). El objetivo de Dios es que lleguemos a ser "conformes a la imagen de su Hijo" (Romanos 8:29). Aunque sabemos que nunca alcanzaremos la perfección absoluta en este mundo caído, Él quiere que la busquemos (Hebreos 12:14; 1 Pedro 1:14-16). La búsqueda en sí es de gran valor porque estamos trabajando en armonía con lo que Dios desea para nosotros. Dios es perfecto. Jesús es perfecto. Nos perfeccionamos cuando ponemos nuestros ojos en Él y procuramos imitarle en cada elección que hacemos (Hebreos 12:2-3; Efesios 5:1).

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