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Pregunta: ¿Por qué usó Dios un espíritu mentiroso para engañar a Acab?

Respuesta:
En 1 Reyes 22:19-23, hay un pasaje inquietante en el que se nos dice que Dios usó un espíritu mentiroso para engañar a Acab. ¿Realmente usa Dios espíritus malignos y mentirosos para hacer su voluntad? ¿Por qué haría Dios algo así? Para encontrar la respuesta a esta pregunta, necesitamos aprender un poco sobre el Rey Acab, y también entender algo sobre la soberanía de Dios.

El rey Acab era hijo de Omri, y reinó sobre Israel en Samaria durante 22 años (1 Reyes 16:29). Siguiendo el ejemplo de su padre, Acab hizo lo malo a los ojos de Dios adorando a Baal e "hizo más para provocar al Señor, Dios de Israel, que todos los reyes de Israel que fueron antes que él" (1 Reyes 16:33, NBLA). Acab demostró una y otra vez que estaba empeñado en hacer el mal, como lo demuestra su continua negativa a escuchar las advertencias del profeta Elías. Acab acusó a Elías de perturbar a Israel con la sequía, pero Elías declaró que era el propio pecado de Acab el que causaba los problemas a la nación (1 Reyes 18:18). Puesto que Acab había declarado la guerra a Dios matando a sus profetas (v. 13), Dios llevó entonces la guerra a Acab a manera de competencia (1 Reyes 18:19-40) entre los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, por un lado, y Elías por el otro. Cuando Dios verificó milagrosamente la condición de Elías como Su verdadero profeta, Acab debería haberse arrepentido, pero permaneció en su rebelión pecaminosa, alimentada por la malvada ira de su esposa, Jezabel.

En muchos incidentes posteriores, Dios volvió a mostrar Su poder y misericordia a Acab, pero el rey se negó a someterse y obedecerle. Finalmente, Josafat, rey de Judá, fue a visitarlo y Acab lo persuadió de que se uniera a la batalla para tomar Ramot de Galaad de manos de los sirios. Sabiamente, Josafat insistió en que buscaran la voluntad de Dios en el asunto, así que Acab reunió a 400 falsos profetas, que le aseguraron que Dios les daría la victoria (1 Reyes 22:6). Josafat reconoció su falsedad y preguntó si se podía convocar a un verdadero profeta de Dios. Acab reconoció que Micaías era un verdadero profeta, pero lo odiaba, porque "nunca me profetiza bien, sino solamente mal" (1 Reyes 22:8).

Micaías fue llevado ante los reyes y pronunció la última advertencia de Dios a Acab. Dijo que si iban a la guerra, serían derrotados y se quedarían sin rey. Acab replicó: "¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal" (1 Reyes 22:18). Acab volvía a rechazar la clara advertencia de Dios y elegía un camino de perversa rebeldía. En respuesta a la constante elección de pecado de Acab, Dios reveló algunos de los mecanismos internos del mundo espiritual.

Dios ya había pronunciado una sentencia de muerte contra Acab (1 Reyes 20:42, 21:19), pero le había dado la oportunidad de arrepentirse de su maldad. Con este rechazo final del consejo de Dios, Dios determinó ejecutar la sentencia de muerte. Como Acab seguía prefiriendo las mentiras de sus falsos profetas a la verdad dada por los profetas de Dios, Dios decidió utilizar a los falsos profetas para llevar a cabo Su plan. Cuando Dios pidió voluntarios para "persuadir a Acab a que subiera y cayera en Ramot de Galaad" (1 Reyes 22:20, NBLA), un espíritu (ángel/demonio caído) dijo que sería un espíritu mentiroso en boca de los profetas. Dios dio permiso al espíritu para proceder, y Acab recibió el mensaje que deseaba.

Dios escogió usar un espíritu mentiroso porque Acab rechazó las reprimendas y advertencias de Dios durante toda su vida y la copa de la ira de Dios estaba llena. Puesto que Dios es soberano sobre toda la creación, no tiene restricciones en cuanto a qué o a quién puede usar para cumplir Sus santos propósitos. Toda la creación está bajo Su autoridad, y Él elige usar personas y espíritus, tanto buenos como malos, para llevar a cabo Sus planes divinos y traer gloria a Sí mismo. "Èl hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?" (Daniel 4:35). En el caso de Acab, Dios eligió usar un espíritu mentiroso para cumplir Su plan perfecto y justo (Salmo 18:30). El espíritu mentiroso recibirá su castigo al igual que Acab, y aquellos que se arrepientan de sus pecados recibirán el perdón, al igual que Acab pudo haberlo hecho. La verdadera pregunta es: "¿Responderé a las advertencias de Dios con fe y obediencia, o rechazaré Su consejo y seré rechazado por Él?".

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