Pregunta: ¿Qué significa que el evangelio es una buena noticia?
Respuesta:
El evangelio es la "buena noticia" porque contiene el maravillosamente grandioso mensaje de la redención de Dios de la humanidad pecadora a través de la muerte y resurrección de Su Hijo, Jesucristo. El evangelio es el corazón, el núcleo central de la predicación cristiana.
El sustantivo inglés gospel proviene del término anglosajón godspell, que significa "buenos augurios". Se traduce del griego evangelion, que significa "buen mensaje". Originalmente, la palabra estaba relacionada con la noticia del triunfo militar. Pero cuando se registró el Nuevo Testamento, sus escritores asignaron el término evangelio a las "buenas noticias" de la salvación en Jesucristo.
El evangelio engloba la comunicación completa de la redención y la salvación a los humanos, según predicado por Jesucristo y Sus seguidores (Mateo 4:23; Romanos 10:15). Más tarde, el término evangelio también se aplicó a los cuatro registros históricos de la vida de Jesucristo escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Estos cuatro hombres son los “evangelistas” originales, o los escritores del evangelion.
El anuncio de buenas noticias comenzó con un ángel anunciando el nacimiento de Juan el Bautista a su padre, Zacarías: “YYo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas” (Lucas 1:19). Juan el Bautista fue el primero en predicar el evangelio (Marcos 1:1–4). Después de que Juan bautizó a Jesús, el Espíritu y la unción de Dios descansaron sobre el Señor "para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad" (Lucas 4:18, NTV) y para "predicar el evangelio del reino de Dios" (Marcos 1:14).
“El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). El evangelio que Jesús proclamó se centró en la llegada del reino de Dios (Lucas 10:9; 17:21). A través de la venida de Cristo a la tierra, se completaría el gobierno de Dios (Mateo 6:10), se establecería su justicia (Isaías 9:7; 32:1), y se glorificará a su pueblo (Romanos 8:17–18; Colosenses 1:27). Después de la resurrección de Cristo, el evangelio fue predicado por aquellos que habían presenciado su vida (Hechos 5:42; 8:4-5, 35; Romanos 1:1-4, 9), y hoy sigue siendo predicado en todo el mundo por sus seguidores.
El evangelio es una buena noticia porque en él encontramos la promesa de Dios de perdón del pecado. Juan testificó que Jesús es "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo." (Juan 1:29; véase también Lucas 24:46-47; Isaías 53:4-6; Hechos 13:38; Hebreos 9:28). A través del evangelio, recibimos el poder de Dios para vivir una nueva vida en la justicia de Jesucristo: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe” (Romanos 1:16-17; véase también Romanos 3:21-26).
Según el evangelio, el pecado nos separó de Dios (Isaías 59:2; Romanos 3:23; Efesios 4:18). Pero cuando Jesús murió en la cruz, pagó el precio y canceló la deuda del pecado para todos los que creerían en Él. Fue “herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él” (Isaías 53:5; véase también Colosenses 1:20). El evangelio es una buena noticia porque, a través de la fe en Jesucristo, somos reconciliados con Dios y nos acercamos a Él en comunión: "Por lo tanto, ya que fuimos hechos justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros" (Romanos 5:1, NTV).
El evangelio es una buena noticia porque "a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Juan 1:12–13). Todo aquel que cree en el evangelio y se somete a sus exigencias recibe una nueva vida en Jesucristo. Somos adoptados en la familia de Dios (Romanos 8:14–17; Gálatas 3:26). Somos "nacidos del Espíritu" (Juan 3:5–8) y recibimos el "don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38; véase también Juan 7:37–39), quien garantiza nuestra herencia celestial (Efesios 1:13–14).
El evangelio es la historia de amor más grande jamás contada (Juan 15:13). ¿Qué podría ser una noticia más excelente que su promesa de vida eterna en Jesucristo?: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él." (Juan 3:16-17; véase también Juan 11:25).