Pregunta: ¿Qué es el favor de Dios y cómo puedo obtenerlo?
Respuesta:
La mejor definición de la palabra favor es "placer que se demuestra". El favor de Dios se puede describir como "evidencia tangible de que una persona tiene la aprobación del Señor". Cuando favorecemos a alguien, queremos estar con él o ella. Nos deleitamos en él. Conectamos con ella de una manera que no conectamos con todo el mundo. Normalmente, favorecemos a las personas que también nos favorecen a nosotros. De la misma manera, Dios muestra favor a los que se deleitan en Él, se conectan con Él y le dan honor. Isaías 66:2 dice: "pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra". Segunda de Crónicas 16:9 (NBLA) dice: "Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente Suyo". Ser "perfectos" para con Él significa que buscamos Su favor más de lo que buscamos el favor de cualquier otra persona, incluso de nosotros mismos.
El favor está estrechamente relacionado con la gracia en la Biblia. Los que han recibido a Jesús como su Salvador son salvos por gracia mediante la fe (Efesios 2:8-9). Conocen el favor de Dios. Sin fe, es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6), pero aquellos que tienen fe salvífica en el Hijo de Dios son declarados justos (Romanos 4:5; Filipenses 3:9) y viven en el favor de Dios. La respuesta más básica a "cómo puedo obtener el favor de Dios" es "cree en el Señor Jesús".
Dios busca a quienes lo aman y aman Sus mandamientos para poder bendecirlos, guiarlos y protegerlos (Salmo 37:23; Proverbios 3:5-6). Esto no significa que todos los que son prósperos o están sanos hayan encontrado el favor de Dios (Jeremías 12:1; Salmo 37:7; 73:16). Tampoco significa que aquellos a quienes el Señor favorece nunca sufrirán dificultades. Muchas personas en la Biblia tuvieron el favor del Señor, pero también sufrieron dificultades (2 Corintios 6:4; Hechos 14:22; 20:23; 1 Pedro 2:19). Héroes como Noé (Génesis 6:8), Moisés (Éxodo 32:11; 33:13), Daniel (Daniel 10:19) y María (Lucas 1:28) fueron favorecidos por el Señor, pero también lucharon con dificultades como cualquier otra persona.
Aquellos a quienes Dios favorece saben que Dios está con ellos y que nada puede sucederles fuera de Sus buenos propósitos (Romanos 8:28). Dios los escucha cuando atraviesan valles oscuros (Salmo 34:15) y saben que su lucha por permanecer fieles a Él no quedará sin recompensa (Mateo 10:42; Apocalipsis 2:10). Además de las evidencias externas, el favor de Dios puede sentirse en el espíritu. Cuando tenemos el favor del Señor, descansamos en la tranquila confianza de que nuestros pecados han sido perdonados (Romanos 4:7), que estamos dentro del plan de Dios (Salmo 86:11) y que Él está ahí para nosotros en todo momento (Isaías 41:10; Mateo 28:20). Caminamos con Dios como con nuestro amigo más íntimo. Comenzamos a ver y apreciar las pequeñas bendiciones que Dios nos proporciona para nuestro deleite, bendiciones que antes tomábamos a la ligera.
El Señor nos invita a buscar Su favor (Salmo 119:58, 135; 2 Reyes 13:4; Jeremías 26:19; Sofonías 2:3). Cuando buscamos Su favor, humillamos nuestros corazones ante Él (2 Reyes 22:19); lo buscamos por Él mismo, no sólo por las bendiciones que nos da (Jeremías 29:13); y ordenamos nuestras vidas para amarlo con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas (Marcos 12:30; Lucas 10:27). Buscamos primero Su reino y Su justicia (Mateo 6:33).
Una manera de obtener el favor del Señor es buscar la sabiduría. Proverbios 8:35 (NBLA) dice: "Porque el que me halla, halla la vida y alcanza el favor del Señor". El Salmo 5:12 dice: "Porque Tú, oh Señor, bendices al justo, como con un escudo lo rodeas de Tu favor". Encontrar el favor del Señor mantiene nuestras vidas y pensamientos puros porque deseamos agradarle a Él más de lo que deseamos agradarnos a nosotros mismos. Hebreos 11:25 dice de Moisés: "escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado". Cuando se pueda decir lo mismo de nosotros, sabremos que hemos encontrado el favor de Dios. Se demostrará Su deleite en nosotros.