Respuesta:
Una hagiografía es una biografía de un santo o líder eclesiástico que se centra en su vida, hechos, logros, milagros y, cuando corresponde, martirio. Las hagiografías son comunes en todas las tradiciones religiosas; en el cristianismo, las hagiografías suelen hablar de santos canonizados por la Iglesia Católica Romana, la Iglesia Ortodoxa Oriental y la Iglesia Anglicana. El término hagiografía a veces se usa de manera peyorativa o insultante para menospreciar cualquier escritura biográfica, religiosa o secular, que idealiza de manera irreal a su sujeto con folklore o tradición exagerada.
La hagiografía podría considerarse una forma literaria de iconografía. La iconografía usa imágenes y símbolos para transmitir significados o conceptos particulares relacionados con la fe: una paloma que representa al Espíritu Santo, por ejemplo, o un cordero simbolizando a Jesús. La Enciclopedia Católica enumera tres categorías de hagiografías: memorias históricas, composiciones literarias y textos litúrgicos. Las hagiografías a menudo conmemoran aniversarios importantes como un día festivo o el martirio de un santo venerado.
Ejemplos de hagiografía incluyen la Historia de los Mártires en Palestina de Eusebio; la Vida de San Martín de Tours de Severus; y Diálogos, una colección de historias sobre San Benito y otros monjes del siglo VI de Papa Gregorio I.
Como los escritores de obras hagiográficas tienden a no ser críticos con sus sujetos, los lectores a menudo se quedan con una versión "idealizada" de la vida del individuo. Tales relatos unidimensionales e irreales pueden ser una mezcla de verdad y leyenda; por lo tanto, la precisión de estos retratos está comprometida. En última instancia, la buena erudición se basa en hechos en lugar de en la fantasía.
Aunque las hagiografías pueden ser una fuente de esperanza y edificación, ningún santo debe ser estimado en el mismo nivel que el Señor Jesucristo (Hebreos 12:2). Los lectores enamorados de recuerdos elevados de un santo aparentemente sin mancha y más grande que la vida pueden caer en la trampa de la adoración de héroes. La adoración de héroes puede llevar a la idolatría, un pecado que se condena repetidamente en la Escritura. En una advertencia al pueblo de Dios, el Señor habló a Moisés diciendo: "No tendrás otros dioses delante de Mí. No te harás ningún ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás. Porque Yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan Mis mandamientos." (Éxodo 20:3–6, NBLA). Una hagiografía es una imagen literaria o semejanza que puede convertirse en una fuente de idolatría.
Un verdadero "héroe de la fe" nunca ansiaría el honor o la gloria que pertenecen a Dios. Esta verdad fue evidenciada por Pablo y Bernabé en un relato registrado en el libro de Hechos: "Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque este era el que llevaba la palabra. Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay. En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos; si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones. Y diciendo estas cosas, difícilmente lograron impedir que la multitud les ofreciese sacrificio." (Hechos 14:8–18).
De nuevo, las biografías de cristianos notables pueden ser una fuente de inspiración y aliento, pero los lectores siempre deben dar gloria a Dios. Aparte de Jesús, los santos renombrados no podrían haber logrado nada y, aparte de Él, tampoco nosotros podemos (Juan 15:5).