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Pregunta: ¿Qué significa que "aun los perrillos comen de las migajas" (Mateo 15:27)?

Respuesta:
Mateo 15:27 registra la respuesta de una mujer cananea a Jesús. Ella dijo: "Sí, Señor; pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos" (NBLA). Aquí está la conversación completa:

Saliendo Jesús de allí, se retiró a la región de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea que había salido de aquella región, comenzó a gritar: "Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija está terriblemente endemoniada". Pero Él no le contestó nada. Y acercándose Sus discípulos, le rogaban: "Atiéndela, pues viene gritando tras nosotros". Y Jesús respondió: "No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel". Pero acercándose ella, se postró ante Él, diciendo: "¡Señor, ayúdame!". Y Él le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, y echárselo a los perrillos". Ella respondió: "Sí, Señor; pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos". Entonces Jesús le dijo: "Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas". Y su hija quedó sana desde aquel momento (Mateo 15:21-28, NBLA)

La conversación entre Jesús y la mujer cananea puede herir la sensibilidad moderna. Algunos progresistas, como Brandon Robertson, han acusado a Jesús de racismo por referirse a ella como un perro (Quintanilla, M., "Progressive Minister Suggests Jesus Repented of Racism in Popular TikTok Video," ChristianHeadlines.com, 3/10/21). Este es un caso de eiségesis y de ver las Escrituras a través de lentes del siglo XXI.

La afirmación de Jesús: "No está bien tomar el pan de los hijos, y echárselo a los perrillos", es una metáfora que pone de relieve el sentimiento imperante en la época. Los niños representan a los judíos, mientras que los perros son los gentiles. Los judíos consideraban impuros a los gentiles y los llamaban kuon ("perro salvaje") principalmente por razones religiosas y no étnicas. En el texto, la mujer no se siente ofendida por las palabras de Jesús, sino que reconoce cómo la ven los judíos. Es probable que estuviera familiarizada con la afirmación y con el concepto del Mesías como libertador de los judíos. También hay que señalar que Jesús la llama kunarion, "perro doméstico", lo que se aparta sutilmente del sentir judío.

Su respuesta demuestra humildad y fe. Aunque acepta que Jesús vino a alimentar a los "niños", afirma que los "perros" (los gentiles) necesitan todo lo que Jesús les ofrece, aunque sea en pequeñas cantidades. Así como los perros comen migajas de la mesa, los gentiles también pueden beneficiarse de la misión de Jesús, aunque su prioridad en ese momento eran los judíos. La mujer cananea "no pedía que los 'hijos' fueran privados de cualquier fragmento de su porción; pero ocupando su lugar, contenta, entre los 'perros', aún podía reclamarlo como su Maestro, y pedir las 'migajas' de Su misericordia" (Ellicott, J., Commentary for English Readers). También es significativo el hecho de que llame a Jesús "Señor" y no utilice un término más familiar como "Rabí". Jesús elogia su fe y le concede su petición.

Jesús actúa intencionadamente, por lo que su negativa inicial a la petición de la mujer tenía un propósito. Su traslado a Tiro y Sidón, una zona gentil, también fue deliberado. Anteriormente, en Mateo 15:27, Jesús había reprendido a los fariseos por dar prioridad a las tradiciones hechas por el hombre por encima de los mandamientos de Dios. También demostró que la condición del corazón de una persona es lo que importa, y Él siempre honra la fe. Su conversación con la mujer cananea sirvió como lección para los discípulos de que incluso los gentiles pueden mostrar fe, revelando además que el pecado es lo que hace impura a una persona, no las tradiciones o el origen étnico.

Incluso en el Antiguo Testamento, los gentiles podían formar parte del pueblo de Dios cuando se apartaban de sus costumbres paganas y se acercaban a Dios. Este fue el caso de Rahab y Rut. Aunque Dios eligió a los judíos como Su pueblo, los gentiles siempre estuvieron incluidos en Su plan (ver Isaías 49:6; 56:6-7; Zacarías 2:11; Salmo 117:1). Jesús lo ilustra a través de la respuesta de la mujer cananea, que demostró que "lo más pequeño de Cristo es precioso para un creyente, incluso las mismas migajas del Pan de vida" (Henry, M., Concise Commentary on the Whole Bible).

Finalmente, Mateo 15:27 prefiguró un tiempo en el que los gentiles no solo recogerían migajas, sino que también participarían en la comida de la salvación. Esto se cumplió en Hechos 10 y sigue ocurriendo hoy en día.

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