Pregunta: ¿Qué significa que la mies es mucha (Mateo 9:37)?
Respuesta:
Mateo 9 enumera una serie de incidentes, de una manera algo "rápida", que involucran a Jesús ministrando mientras los fariseos están criticando:
Versículos 1-8 - Jesús sana a un paralítico.
Versículos 9-13 - Jesús llama a Mateo, un recaudador de impuestos, y es reprendido por los fariseos por pasar tiempo con "pecadores".
Versículos 14-17 - Los fariseos critican a Jesús y a Sus discípulos por no ayunar lo suficiente. Aparentemente, los seguidores de Jesús son demasiado sociables.
Versículos 18-26 - Una mujer con hemorragia crónica es sanada, y Jesús resucita a una niña.
Versículos 27-31 - Jesús sanada a dos ciegos.
Versículos 32-34 - Jesús sanada a un hombre incapaz de hablar, pero los fariseos dicen que sanada por poder demoníaco.
Todos estos incidentes conducen a la sección final del capítulo 9 de Mateo, versículos 35-38: "Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies".
Jesús podría haber pasado todas las horas del día sanando y enseñando. No había escasez de personas que necesitaran que se les proclamara el Evangelio del Reino. En Su existencia terrenal, estaba limitado por Su cuerpo humano. No podía estar en todas partes a la vez, ni podía satisfacer todas las necesidades. Se cansaba y tenía hambre. En términos prácticos, necesitaba que otros salieran a predicar el Evangelio. La gente es la mies: almas perdidas que esperan ser salvadas y traídas al reino de Dios. El problema no era que no hubiera suficientes personas para la mies, sino que no había suficientes obreros para hacer el trabajo.
Si un hombre tuviera una granja, podría encontrarse con dos problemas cuando llegara el momento de la siega. El primero es que podría contratar a mucha gente para trabajar en los campos, pero que no hubiera suficiente trabajo para mantenerlos ocupados. El segundo podría ser que hubiera tanto que recoger que no encontrara suficientes personas para hacer el trabajo.
El mismo conjunto de problemas podría ser evidente en cualquier iglesia o ministerio cristiano. Puede que haya tantos voluntarios y donantes que las necesidades estén totalmente cubiertas y muchos de los ayudantes se queden parados sin nada que hacer. Por otra parte, puede haber tantas necesidades que todos los que se presentan a trabajar están al máximo, y quedan muchas necesidades sin cubrir. En realidad, el segundo escenario es mucho más común, y el primero es prácticamente inexistente.
En Mateo 10, Jesús envía a los discípulos a comenzar la cosecha. Ese patrón continúa con la "Gran Comisión" en Mateo 28. Todos los cristianos deben trabajar en la cosecha. Se supone que todos los cristianos deben trabajar en la mies. El problema no es que no haya suficientes necesidades que satisfacer y almas que cosechar, sino que hay muy pocos trabajadores para hacer todo lo que hay que hacer.
En el ministerio cristiano, tenemos que orar para que salgan más obreros a trabajar en los campos de cosecha. En la práctica, en lugar de orar para que se salve más gente, deberíamos orar para que más gente comparta activamente el Evangelio. Al orar por un ser querido perdido, deberíamos orar para que se encuentre con más creyentes que lo alcancen con la verdad y el amor. Si no estamos satisfechos con cómo están las cosas, debemos orar para que Dios nos envíe a marcar la diferencia. Si algún cristiano no participa en el ministerio del Evangelio, no es porque no tenga nada que hacer, sino porque ha elegido quedarse sentado en lugar de unirse a la obra que le rodea. La mies es abundante.
¡Que Dios utilice este pequeño artículo para motivar a los cristianos a unirse a la mano de obra de la mies!