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Pregunta: ¿De qué manera es la Palabra de Dios una lámpara para mis pies (Salmo 119:105)?

Respuesta:
El Salmo 119 es un largo poema acróstico dedicado especialmente a honrar y proclamar el valor de la Palabra de Dios. En el versículo 105, el salmista declara al Señor, "Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino". Así como una lámpara ilumina el camino de nuestros pies, la Palabra de Dios nos ilumina y nos guía para caminar en este mundo.

La palabra traducida "lámpara" en este pasaje es ner en el hebreo original. Se refiere a una pequeña linterna de barro con una sola mecha. El salmista describe la Palabra de Dios como una lámpara que lleva en su viaje para distinguir el camino y evitar que se tropiece y se extravíe. La luz de la Palabra de Dios nos permite ver la dirección correcta. Es la guía de Dios para nuestros viajes por la vida en la tierra.

Proverbios 6:23 ofrece un pensamiento complementario: "Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen". La guía a la que se refieren los escritores bíblicos no es el consejo de los psicólogos o de las revistas de moda, sino una verdad sólida como una roca para tomar decisiones morales difíciles en un mundo oscuro y caído.

Ideas como el relativismo moral, la ética situacional y el subjetivismo hacen que permanecer en el camino correcto sea aún más difícil y desconcertante. Las voces mundanas afirman: "Hay muchos caminos hacia Dios", "No existe la verdad absoluta", y "Haz simplemente lo que te parezca correcto". Si no tenemos cuidado con las decisiones que tomamos, si escuchamos estas voces en lugar de confiar en la verdad iluminadora de Dios para guiarnos por los caminos correctos, nos encontraremos rápidamente con el dolor y la ruina.

Solo la Palabra de Dios proporciona la dirección que necesitamos. Segunda de Pedro 1:19 la describe como una lámpara confiable que brilla en un lugar oscuro: "Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones".

El apóstol Pablo le dijo a su joven discípulo, Timoteo, "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17). Si estudiamos la Palabra de Dios con frecuencia y diligencia, si le prestamos toda nuestra atención, nos proporcionará la dirección, la corrección y la sabiduría que necesitamos para tener éxito en la vida y hacer la obra del Señor.

Obedecer la Palabra de Dios trae bendiciones y recompensas: "Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones, sino que se deleitan en la ley del Señor meditando en ella día y noche. Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen" (Salmo 1:1-3, NTV; ver también Éxodo 15:26; Salmo 128:1; Santiago 1:22-25). En su lecho de muerte, el rey David le dijo a su hijo Salomón, "Guarda los mandatos del Señor tu Dios, andando en Sus caminos, guardando Sus estatutos, Sus mandamientos, Sus ordenanzas y Sus testimonios, conforme a lo que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y dondequiera que vayas" (1 Reyes 2:3, NBLA).

Hebreos 4:12 dice que la Palabra de Dios tiene un poder extraordinario: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón". La Palabra de Dios está viva porque Él es un Dios vivo (Hebreos 3:12; 2 Corintios 6:16). Sus palabras están llenas de energía, vida, poder y productividad: hacen que las cosas sucedan (Salmo 33:9). Si se lo permitimos, si no la ignoramos, la Palabra de Dios tomará una presencia activa en nuestras vidas. Podemos confiar en que la Palabra de Dios cumplirá cualquier propósito que Dios tenga para ella y prosperará dondequiera que Él la envíe (Isaías 55:11). Por eso la debemos estudiar (2 Timoteo 2:15), meditar en ella (Salmo 119:97), aferrarnos firmemente a ella (Filipenses 2:16) y esconderla en nuestro corazón (Salmo 119:11).

Los cristianos le pueden decir a Dios: "Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino", porque la Palabra de Dios es la energía viva que proporciona activamente iluminación, perspicacia, dirección y guía para nuestra peregrinación por un mundo oscuro y pecaminoso.

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