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Pregunta: ¿Qué es el librito que come Juan (Apocalipsis 10:9)?

Respuesta:
En Apocalipsis 10:9, el apóstol Juan le pide a un ángel el libro que este sostiene, y el ángel le dice a Juan que se lo coma. ¿Qué es el librito que come Juan (Apocalipsis 10:9) y por qué es importante? El contexto ayuda a responder a esas preguntas.

Apocalipsis 5 presenta una escena en el cielo de la sala del trono de Dios; Dios tiene en Su mano derecha un libro con siete sellos (Apocalipsis 5:1). Jesús es el único digno de abrir el libro y sus sellos (Apocalipsis 5:6), y cuando abre cada uno de los siete sellos, se produce el correspondiente acontecimiento catastrófico de juicio en la tierra. Cuando se abre el séptimo sello, suenan siete trompetas, cada una de las cuales anuncia un nuevo juicio. Después de sonar la sexta trompeta, aparece un ángel fuerte, y el ángel gritó como el rugido de un león y con truenos (Apocalipsis 10:1-3). Cuando Juan se dispone a escribir lo que ha oído, se le dice que no escriba las palabras (Apocalipsis 10:4). El ángel proclama entonces que no habrá más demora y que "el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas" (Apocalipsis 10:7).

Entonces la voz del cielo, que prohibía a Juan escribir lo que había oído, le dice: "Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel" (Apocalipsis 10:8). Juan hace caso a la voz y se acerca al ángel, pidiéndole tomar el libro. El ángel responde diciendo que Juan debe tomarlo y comérselo y que será dulce en su boca, pero le amargaría el estómago (Apocalipsis 10:9). Juan se come el libro, y es como dijo el ángel (Apocalipsis 10:10).

No era la primera vez que se le decía a un profeta que se comiera un pergamino o un libro. En Ezequiel 2-3 Dios tenía un rollo—con palabras escritas por delante y por detrás, igual que el libro del Apocalipsis—y en este libro estaban escritas "endechas y lamentaciones y ayes" (Ezequiel 2:10). Dios dijo a Ezequiel que se comiera el rollo, y fue dulce en su boca como la miel (Ezequiel 3:3)—de nuevo, igual que el libro del Apocalipsis. Ezequiel estaba saboreando literalmente el juicio de Dios sobre Israel y las naciones, y Juan estaba haciendo algo parecido. Durante siglos, hasta ese momento, Dios había enviado a Sus profetas para advertir a las naciones y especialmente a Israel de los juicios venideros; en el Apocalipsis, "el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas" (Apocalipsis 10:7). Parece que el librito que come Juan es el libro que lleva los sellos que solo el Cordero era digno de abrir (pues Él es el Juez), un libro lleno de los juicios restantes de Dios sobre las naciones en cumplimiento de las muchas profecías que Él dio durante las épocas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Una vez abierto el sello final, comenzaron los juicios del libro y terminaron los misterios de Dios.

En el libro de Apocalipsis, Dios proporciona un testimonio—este para las iglesias. Los misterios habían sido revelados y registrados en el libro que escribió Juan. Aunque no se nos dice por qué el librito que se comió Juan le amargó el estómago, quizá fuera por lo que vendría después de comerse el libro: tenía que profetizar más (Apocalipsis 10:11), y lo que siguió fue aún peor que lo anterior. Los juicios finales de la gran tribulación fueron aún más severos. Cuando Juan registró las palabras de la profecía del libro del Apocalipsis, registró las palabras de Jesús, que advirtió que Él era el Juez legítimo y que vendría de repente (Apocalipsis 22:12-13). Jesús añadió que el que presta atención a las palabras de la profecía del libro del Apocalipsis es bienaventurado.

Leyendo el libro de Juan podemos saber cómo acabará la historia. ¿Cómo nos prepararemos? ¿Oiremos y haremos caso omiso de las palabras de Jesús, o les prestaremos atención y acudiremos a Él para tomar el agua de la vida que no nos cuesta nada (Apocalipsis 22:17)?

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