Pregunta: "¿Cómo puedo saber si he recibido un llamado al ministerio?"
Respuesta:
De la manera más básica, todos los cristianos son llamados al ministerio. La Gran Comisión (Mateo 28:18-20) se aplica a todos los creyentes. Asimismo, cada cristiano es parte del Cuerpo de Cristo. Cumplir con el rol que uno tiene como parte del Cuerpo — no importa cual sea ese rol — significa ministrar a otros. Sin embargo, la mayoría de las personas que hacen esta pregunta están realmente interesados en si son llamados al ministerio vocacional, como el pastorado. Esta es una excelente pregunta. Ciertamente, el ministerio pastoral tiene exigencias únicas.
Al confirmar cualquier llamado, es importante examinar primero el corazón y la motivación (Jeremías 17:9). ¿Sientes realmente que este llamado es de Dios, o es un deseo personal? ¿O se trata de un esfuerzo para estar a la altura de las expectativas de los demás? Si la motivación es el orgullo o complacer a la gente, deberías hacer una pausa. ¿Sientes el "llamado" porque piensas que para ser "más cristiano" debes trabajar en un ministerio netamente "cristiano"? Los cristianos son la fragancia de Cristo (2 Corintios 2:15) sin importar donde sirvan. Puedes ser luz y sal y "llevar a cabo el ministerio" fuera de la iglesia o en un trabajo secular de la misma manera que puedes hacerlo dentro de la iglesia o en una vocación claramente cristiana.
A veces se puede confundir la culpa con un llamado al ministerio. Muchos cristianos escuchan que servir a Dios requiere sacrificio, lo cual es cierto. Pero esto no significa que todos los cristianos sean llamados a un campo misionero en el extranjero o que el tipo de ministerio que menos disfrutarías sea el que Dios te está llamando a hacer. Sí, vivir para Cristo requiere sacrificio, pero no miseria. Hay gozo en vivir nuestro llamado. Pablo es un gran ejemplo al respecto. Sufrió mucho por su ministerio, pero siempre estuvo contento y gozoso en Cristo (ver especialmente la carta de Pablo a los Filipenses).
Después de estar seguro de que tu corazón está correctamente motivado, considera tus dones y fortalezas naturales (y espirituales). ¿Parecen encajar con el ministerio vocacional que estás considerando? Sí, Dios se muestra fuerte en nuestras debilidades y nos llama a servir con Su fortaleza en lugar de la nuestra. Pero también nos dio dones y talentos para usarlos para Él. Es improbable que Dios llame a alguien que no está capacitado manualmente para que sea un técnico. ¿Tienes un don en el área en la que crees que has sido llamado?
Otra consideración importante es tu inclinación natural. Alguien impulsado por los hechos contables, por ejemplo, probablemente no disfrutará de una posición en el cuidado pastoral. Puedes encontrar evaluaciones de dones espirituales e incluso pruebas de personalidad que te ayuden a determinar tu don e inclinación natural.
Otra área a considerar es tu experiencia. Dios nos prepara antes de lanzarnos a nuestro llamado. Por ejemplo, en la Biblia vemos que esto ocurre con el entrenamiento de David bajo Saúl antes de que tomara el trono o el tiempo de Moisés tanto en Egipto como en el desierto de Madián antes de sacar a los israelitas del cautiverio. ¿Hay cosas en tu pasado que Dios pueda usar para aportar a tu trabajo en el llamado?
Además, querrás buscar consejo (ver Proverbios 11:14 y 15:22). Otros a menudo pueden ver fortalezas y debilidades en nosotros que nosotros no podemos ver. Es útil recibir aportes de amigos creyentes y dignos de confianza. También es útil observar las reacciones de los demás hacia ti. ¿La gente te sigue con naturalidad o a menudo tienes que forzar tu liderazgo? ¿Las personas se abren naturalmente contigo y comparten sus preocupaciones? Si bien es importante buscar consejo, también es importante no confiar solamente en esto. A veces nuestros amigos y familiares se equivocan (ver 1 Samuel 16:7). Sin embargo, los comentarios honestos de los que te aman podrían ayudar a confirmar tu llamado.
Cada persona tiene un llamado específico de Dios. Sin embargo, el llamado al ministerio pastoral es especialmente público, y los que están en el ministerio público con frecuencia son muy apreciados y criticados. Santiago 3:1 dice: "Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación". Los que están en posiciones de liderazgo en el ministerio deben mantener altos estándares porque están guiando a otros. Los libros de 1 y 2 Timoteo y Tito enumeran los requisitos para los que están en posiciones de liderazgo en la iglesia.
Para determinar si eres llamado o no al ministerio vocacional, considera lo que implica, sé valiente y confía en Dios. Si Dios te ha llamado, Él te equipará y te llenará para que puedas servir a otros (ver Mateo 6:33; Hebreos 13:20-21; Efesios 3:20-21; Salmo 37:23; e Isaías 30:21).
Una cosa más. Es importante seguir adelante. A veces nos negamos a movernos hasta que estamos seguros del llamado. Aunque es más fácil redireccionar algo que ya está en movimiento que hacer que algo se mueva. Cuando damos un paso en fe — incluso si nuestro paso no está en la dirección correcta — Dios es fiel para guiarnos.