Pregunta: ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que nos daría "todo lo que pidan en mi nombre"?
Respuesta:
En Juan 14, Jesús dice: “De cierto, de cierto os digo:... todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (versículos 12–14). Esta promesa parece darnos el derecho de pedir todo y cuanto queramos, y Jesús está obligado a dárnoslo, pero ¿es eso realmente lo que el Señor está diciendo aquí?
El capítulo catorce de Juan sirve como el discurso de despedida de Jesús a sus discípulos. La pronta crucifixión dejaría a sus seguidores asustados y confundidos, por lo que Jesús les proporcionó consuelo y seguridad en cuanto a varias cosas, incluyendo cómo llevarían a cabo su obra. Parte de este consuelo fue la promesa de que Jesús escucharía y respondería a sus oraciones. Jesús les dice que todo lo que pidan “en mi nombre” les será concedido.
Jesús no está prometiendo ser una máquina expendedora personal; más bien, está fomentando la confianza y la fidelidad en la oración. Cuando Jesús dice orar “en mi nombre”, significa que podemos orar en su autoridad. Él ha proporcionado el acceso que necesitamos al cielo. Cuando nuestras solicitudes, hechas en el nombre de su Hijo, promueven los propósitos y el reino de Dios, Dios actuará en nuestro favor, y al final el Padre será “glorificado en el Hijo” (Juan 14:13). Un buen ejemplo de tal oración es la de Cristo en el jardín donde oró: “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).
En el viejo oeste americano, antes de los días de las tarjetas de crédito, un tendero llevaría un libro de contabilidad registrando las actividades de la cuenta de cada cliente y la cantidad adeudada. El dueño del negocio conocía bien a sus clientes y el trabajo en el que estaban involucrados. A veces, un cliente enviaría a otros a la tienda para hacer compras y traer los materiales necesarios para su hogar o negocio. Los que eran enviados en lugar del cliente (por ejemplo, sus hijos) podrían recibir los bienes “en el nombre de” el propietario de la cuenta. Pero, si intentaban comprar cosas que no estaban en línea con lo que el tendero sabía que el cliente necesitaba o quería, la compra sería denegada.
Acercarse a Dios en el nombre de Jesús es similar a esas antiguas transacciones financieras. Jesús posee la cuenta, y somos bienvenidos a acercarnos al Padre en el nombre de Jesús para recibir lo que necesitamos. El Padre concede gustoso nuestras peticiones debido a la posición de Jesús. Por supuesto, si estamos pidiendo cosas que no necesitamos o que son contrarias al carácter o la voluntad de Cristo, entonces no podemos esperar recibir esas cosas (ver Santiago 4:3).
Cuando dijo que daría “lo que pidas en mi nombre”, Jesús no estaba entregando una fórmula mágica para obtener lo que queramos. Nos estaba dando un principio orientador para alinear nuestros deseos con los de Dios. Cuando oramos “en el nombre de Jesús”, oramos conforme a la voluntad de Dios; oramos por lo que honrará y glorificará a Jesús. Dios proporcionará los medios necesarios para cumplir sus objetivos, y nos equipa como sus siervos. En última instancia, Dios recibe toda la gloria y alabanza por lo que se hace.
