Respuesta:
El manto de oración judío es una prenda con flecos que los hombres judíos visten por encima de sus ropas regulares en la sinagoga, especialmente durante los servicios matutinos, del Sabbath y de otras festividades. El nombre hebreo de este manto de oración es tallit, que simplemente significa "una túnica", "una capa" o "una sábana". El manto de oración judío generalmente está hecho de lana o seda y a menudo es lo suficientemente largo como para cubrir la mayor parte del cuerpo, con flecos especiales retorcidos y anudados unidos a cada una de sus cuatro esquinas. En tiempos modernos, no es raro ver a hombres judíos con un chal de oración de seda que no es más que una bufanda alrededor del cuello. Los hombres judíos ultraortodoxos visten el manto de oración sobre la cabeza cuando recitan las oraciones más importantes.
Aunque la palabra hebrea tallit no se encuentra en la Escritura, el mandamiento bíblico para que los israelitas vistan una prenda "con flecos" o "con borlas" se puede encontrar en la Torá, en la que Dios dice a Moisés: "Habla a los israelitas y diles que se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones, y que pongan en el fleco de cada borde un cordón azul. Y el fleco les servirá a ustedes para que cuando lo vean se acuerden de todos los mandamientos del Señor, a fin de que los cumplan y no sigan ni a su corazón ni a sus ojos, tras los cuales se han prostituido, para que se acuerden de cumplir todos Mis mandamientos y sean santos a su Dios" (Números 15:38–40, NBLA). Y también, "Te harás flecos en las cuatro puntas de tu manto con que te cubras" (Deuteronomio 22:12). Así que la intención original de la Escritura detrás de esta prenda con flecos era recordar a los israelitas los mandamientos de Dios para ellos. Según la comprensión judía, el valor numérico de la palabra hebrea tzitzit (flecos) es 600. Cada uno de los flecos contiene 8 hilos y 5 nudos, haciendo un total de 613. Según el judaísmo rabínico, este número corresponde a los 613 mandamientos contenidos en la Torá.
Los mantos de oración judíos se están promocionando y comercializando intensamente hoy en día dentro de los movimientos mesiánicos y de raíces hebreas, y también han comenzado a introducirse en algunas comunidades cristianas principales. Algunos cristianos creen que, si la prenda con flecos es una prenda que Jesús vistió, por lo tanto, debería (o debe) ser vestido por los creyentes cristianos de hoy, tanto judíos como gentiles, si van a observar la Torá de acuerdo con las leyes que Dios ordenó. A esto es importante decir que los creyentes en el Mesías judío deben evitar caer en prácticas poco saludables. Una cosa es recuperar los fundamentos judíos de la fe cristiana; otra muy distinta es seguir observancias o tradiciones que nos atan y nos ponen nuevamente bajo un yugo de esclavitud legal.
El pueblo del Nuevo Pacto de Dios no está llamado ni se requiere que vistan el manto de oración o cualquier otro tipo de prenda con flecos. Lamentablemente, sin embargo, muchos creyentes mesiánicos y gentiles bien intencionados parecen confundir la idea de la Torá con la del pacto y, por lo tanto, no logran "usar bien la palabra de verdad" (2 Timoteo 2:15). La Ley de Moisés fue dada a la nación de Israel y tenía como objetivo servir de "tutor" para recibir y comprender la mayor instrucción del Mesías (Gálatas 3:19–25). Los seguidores de Jesús el Mesías, tanto judíos como no judíos por igual, se les exhorta a no revertir al pensamiento infantil, sino a entender los asuntos espirituales con madurez (1 Corintios 13:11; 14:20; Hebreo 5:12–14). No hacer una distinción adecuada entre la Ley y el evangelio de gracia siempre lleva a la confusión doctrinal dentro de la comunidad del pacto del pueblo de Dios.
Incluso los más celosos entre el pueblo judío no pudieron soportar la carga de la yuga de la Ley de Moisés (ver Hechos 15). Nosotros, los que seguimos a Jesús, el Mesías judío, ahora somos guiados por el Espíritu de Dios como los hijos de Dios y por lo tanto ya no estamos sujetos a regulaciones religiosas que nos ordenan "no tocar, no gustar, no manosear". Ahora estamos llamados a buscar las cosas de arriba, donde el Mesías reina desde lo alto (Colosenses 2:20–3:1). Los seguidores de Jesús tienen un mejor pacto basado en mejores promesas (Hebreos 8:6), y la Ley era sólo una sombra de algo mayor que estaba prometido por los profetas; ese "algo mayor" es Jesucristo (2 Corintios 3:18; 4:6).