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Pregunta: ¿Qué es una mente reprobada en Romanos 1:28?

Respuesta:
Un tema clave del libro de Romanos es la justicia de Dios. Antes de presentar su argumento de que los seres humanos pueden participar de la justicia de Dios, depositando su fe en Jesucristo (Romanos 3:21-8:31), el apóstol Pablo explicó por qué la necesitan. En Romanos 1:18-32, comenzó su argumentación. A pesar de que Dios se ha revelado inequívocamente a través de la creación (Romanos 1:20), la gente le rechaza persistentemente porque están condenados, impotentes y desesperanzados aparte de Él. Puesto que algunas personas se niegan a reconocer a Dios, Pablo afirma: "Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen" (Romanos 1:28).

Cuando elegimos voluntariamente cambiar la gloria de Dios y la verdad sobre Dios por mentiras, adorar ídolos y cosas creadas en lugar del Creador, Dios nos da lo que desea nuestro corazón, y caemos cada vez más profundamente en la decadencia moral. Un aspecto de la espiral descendente descrita por Pablo en Romanos 1:18-32 es "una mente reprobada". La palabra "reprobada" en el griego original significa "moralmente censurable, depravada, sin valor, despreciable". La expresión se traduce alternativamente como "mente depravada" (NBLA), "tontos razonamientos" (NTV) y "depravación mental" (NVI).

Dios ha dado a los seres humanos pruebas internas (Eclesiastés 3:11) y externas (Hechos 17:23-31; Romanos 1:20) de Su existencia. Algunos incluso "conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias. En cambio, comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios. Como resultado, la mente les quedó en oscuridad y confusión" (Romanos 1:21, NTV). Se volvieron como la gente de la época de Noé: "El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal" (Génesis 6:5, NBLA).

Pablo afirmó que una mente reprobada lleva a las personas a toda clase de "injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican" (Romanos 1:29-32).

Una mente reprobada no puede discernir lo que es bueno, justo, moral o ético. Aleja a las personas de Dios, convirtiéndolas en "sus enemigos, separados de él por sus malos pensamientos y acciones" (Colosenses 1:21, NTV). Pablo explicó: "Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden" (Romanos 8:5-7).

Una mente reprobada sustituye lo que es bueno por lo que es malo. Cambia "la verdad de Dios por la mentira" (Romanos 1:25). Da más importancia a la creación que al Creador (Isaías 44:16-18). Busca la guía del universo en lugar de buscar al Dios del universo. Pablo advirtió a Timoteo: "Individuos como estos siempre causan problemas. Tienen la mente corrompida y le han dado la espalda a la verdad. Para ellos, mostrar sumisión a Dios es solo un medio para enriquecerse" (1 Timoteo 6:5, NTV). Según Pablo, "hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe" describen la condición de los falsos maestros (2 Timoteo 3:8).

Pablo insta a los cristianos a que "ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón" (Efesios 4:17-18). Como creyentes, debemos cuidar nuestra mente y dejar "que el Espíritu [nos] renueve [nuestros] pensamientos y las actitudes. [Ponernos] la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo" (Efesios 4:23-24, NTV). Debemos dejar que Dios transforme todo rastro de nuestras mentes previamente reprobadas: "más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta" (Romanos 12:2, NTV).

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