Pregunta: ¿Cuál es el misterio de Cristo en Colosenses 4:3?
Respuesta:
Casi al final de la carta de Pablo a los colosenses, hace una súplica personal para que sus lectores oren por él y Timoteo mientras continúan predicando y enseñando en varias ciudades: "orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso" (Colosenses 4:3). El término misterio (mysterion) generalmente se refiere a algo no revelado previamente.
Anteriormente en la carta, Pablo se refirió a la palabra de Dios (ton logon tou theou) como el misterio que había estado oculto desde los siglos y las generaciones, pero que ahora ha sido revelado (Colosenses 1:25–26). Pablo añade que el misterio había sido revelado no solo a los judíos, sino también a los gentiles. Ese misterio, según Pablo, es "Cristo en vosotros, la esperanza de gloria" (Colosenses 1:27). En el mismo contexto, Pablo se refiere al misterio de Dios como Cristo mismo (Colosenses 2:2). A lo largo de su carta a los colosenses, Pablo identifica el misterio como Cristo y Su relación con los creyentes revelada de una manera nunca antes comunicada. La identidad de Cristo no había sido revelada en detalle en las Escrituras Hebreas (el Antiguo Testamento), aunque había, por supuesto, muchas profecías que anticipaban Su ministerio terrenal. A partir de las diversas teofanías (apariciones de Dios en forma física) en las Escrituras Hebreas, es evidente que el llamado Yavé vendría más tarde a la tierra como un hombre, Jesús.
Recordemos la afirmación de Jesús en Juan 8:56–58 de que él había precedido a Abraham. Este Yavé, el Cristo preencarnado, siempre había existido, pero en el momento justo en el plan de Dios, este Mesías vino a la tierra, nacido de una virgen. El misterio que es Cristo, que había estado previamente sin revelar, ahora se manifiesta claramente a la vista de todos. Además, este no solo existía, sino que vino a la tierra para expresar Su amor mediante Su sacrificio (ver Juan 3:16; Filipenses 2: 1–11), para tener una relación fraternal (Romanos 8:29), y para ser íntimamente conocido por aquellos que han creído en Él (Juan 17:3).
Como Efesios es una carta similar escrita por Pablo en la misma época, es útil considerar el uso que hace Pablo de la palabra misterio en ese contexto también. Menciona "el misterio" en Efesios 1:9, 3:3 y 3:9, pero no ofrece ninguna definición en esos versículos. Sin embargo, en Efesios 3:4 Pablo se refiere al "misterio de Cristo", que identifica en Efesios 3:6: "que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio". En Colosenses 4:3 Pablo añade que el misterio de Cristo fue la causa de su propio encarcelamiento (cf. Efesios 6: 19–20).
Mientras que Pablo usa el término misterio en varias ocasiones en sus otras cartas, la referencia no siempre es al misterio de Cristo y Su relación con las personas, como parece ser en Colosenses y Efesios. Pablo reconoce que está administrando los misterios (plural) de Dios (1 Corintios 4:1). En Romanos 11:25 el misterio es que habría un endurecimiento parcial de Israel. En 1 Corintios 15:51, la resurrección, y más específicamente el rapto, se refieren como un misterio. Incluso existe un misterio de iniquidad (2 Tesalonicenses 2:7). Aunque Pablo administra y comunica varios de los misterios de Dios, de ninguno habla con tanto detalle y repetición como del misterio de Cristo (Colosenses 4:3). Qué alegría saber que Jesús nos ama y que Su gracia hacia nosotros formaba parte del plan de Dios desde el principio.
