Pregunta: "¿Tenían las mujeres de la Biblia la posibilidad de elegir con quién casarse?"
Respuesta:
Muchos de los matrimonios que se mencionan en la Biblia eran matrimonios arreglados donde los padres participaban en la elección de la pareja para sus hijos. La práctica de los matrimonios concertados dependía en gran medida de una familia y una comunidad a otra. Sin embargo, muchas culturas han practicado los matrimonios concertados desde los primeros tiempos. Por ejemplo, Abraham ordenó a su siervo que buscara una esposa para su hijo Isaac (Génesis 24). El siervo encontró una posible esposa para Isaac, Rebeca, pero está claro que a Rebeca se le dio la posibilidad de elegir si aceptaba la oferta (versículos 57-58).
El hijo de Rebeca, Jacob, luego encontró una mujer que le gustaba e hizo un trato con su padre, Labán, que consistía en trabajar siete años a cambio de Raquel en matrimonio (Génesis 29). Aunque el matrimonio fue concertado, parece que tanto Raquel como Jacob deseaban el acuerdo.
A diferencia de los matrimonios occidentales, que por lo general requiere mucho tiempo de relación antes del matrimonio, la antigua costumbre judía incluía una práctica mucho más reservada que por lo general comprendía una atracción entre el hombre y la mujer, un acuerdo entre sus dos familias, una dote entregada a la familia de la esposa y una celebración que duraba siete días. La costumbre judía de los esponsales hacía menos probable la actividad sexual prematrimonial y el divorcio no era tan frecuente.
Así pues, los matrimonios concertados eran habituales en la antigüedad, y el Antiguo Testamento contiene varios ejemplos. La práctica de los matrimonios acordados surgió como resultado de un importante concepto de familia y de fidelidad que a menudo ayudaba a reforzar el compromiso con el pacto matrimonial. Sin embargo, muchos matrimonios en la Biblia se basaban en un acuerdo formal en el que tanto el hombre como la mujer deseaban casarse.