Pregunta: ¿Qué significa que no hay condenación en Cristo (Romanos 8:1)?
Respuesta:
Una de las maravillosas verdades de la Escritura se encuentra en Romanos 8:1: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús".
En su carta a los Romanos, Pablo presenta la importancia de las buenas nuevas de Jesucristo (Romanos 1:16–17). Necesitamos estas buenas noticias porque todas las personas, en su pecado, están bajo condenación (Romanos 1:18—3:20). Pablo luego explica el evangelio (Romanos 3:21—4:25) y lo que significa ya no estar bajo condenación, describiendo lo que significa ser declarado justo por Dios (Romanos 5—8). Concluye esta sección de la epístola afirmando la eternidad de la justicia dada por Dios y sostiene que ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1). Pablo añade un ejemplo de la fidelidad de Dios (Romanos 9—11) y desafía a los creyentes en Cristo a comportarse de una manera coherente con su nueva posición de justicia en Cristo (Romanos 12—16).
La necesidad de salvación es universal debido a nuestra conexión con Adán y su pecado. Adán cayó, su naturaleza se volvió pecaminosa, y toda la humanidad lleva su imagen y semejanza (Génesis 5). Todas las personas nacidas de Adán están naturalmente bajo condenación y separadas de Dios, como lo estaba Adán (Romanos 5:12–15). Pero Pablo explica que aquellos que han creído en Cristo ahora están posicionados en Cristo. Son justificados, o declarados justos, por gracia mediante la redención en Cristo (Romanos 3:24), y ahora están vivos en Cristo Jesús (Romanos 6:11). Tienen vida eterna (Romanos 6:23). En otro lugar, Pablo subraya que el que cree en Jesús tiene ahora una nueva identidad en Cristo (Efesios 1:3–14). Donde antes había condenación por Dios, ahora hay justificación por parte de Dios. Ya no hay condenación para los que están en Cristo Jesús.
La nueva posición del creyente, recibida por gracia mediante la fe (Efesios 2:8–9), no puede ser arrebatada. Una vez que Dios declara a alguien justo, nadie puede acusarla debidamente ni condenarla justamente (Romanos 8:31–34). Ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús. Cuando Jesús murió en la cruz, tomó nuestra condenación sobre Sí mismo; tomó el castigo que todos merecíamos (1 Pedro 3:18). Todos los que creen en Él tienen vida eterna (Juan 6:47) y ya no están condenados por Dios.
Vale la pena señalar que la RVR1960 y algunas otras traducciones contienen una cláusula añadida en Romanos 8:1: "que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" (Romanos 8:1). En el contexto, Pablo explica que aquellos que creen en Cristo son aquellos que andan por el Espíritu, y la evidencia de eso es que tienen el Espíritu de Dios en ellos (Romanos 8:9). Incluso si las palabras añadidas en la RVR1960 no son originales al versículo 1, la misma verdad (que andamos en el Espíritu) se comunica en Romanos 8:4 y Romanos 8:9. Aquellos que "andan conforme al Espíritu" son los que están "en Cristo"; estas son dos formas de describir lo mismo. En otras palabras, la afirmación de Romanos 8:1 de que ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús no es condicional. Una vez que alguien ha creído en Cristo, él está en Cristo y nunca puede ser separado del amor de Cristo, como Pablo explica en Romanos 8:38–39. Ninguna cosa creada (incluyendo una persona) puede separar a nadie del amor de Dios que está en Cristo. Cuando Pablo afirma que ya no hay condenación para los que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1), podemos estar seguros de nuestra posición segura en Cristo.