Pregunta: ¿Qué significa no juzgar nada antes de tiempo (1 Corintios 4:5)?
Respuesta:
En 1 Corintios 4:5, el apóstol Pablo escribe: "Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios". En este versículo, Pablo nos enseña a no juzgar a los demás cristianos. Sin embargo, en el capítulo siguiente nos instruye para que juzguemos a otros cristianos. Pregunta: "¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?" (1 Corintios 5:12). Pablo no se está contradiciendo. Simplemente, está diciendo que hay una forma apropiada y otra inapropiada de juzgar a otros cristianos.
Dado que no conocemos "lo oculto de las tinieblas" (1 Corintios 4:5), debemos ser lentos a la hora de juzgar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Nuestra cautela a la hora de juzgar se debe a que hay muchas cosas ocultas para nosotros. Por ejemplo, no conocemos los pensamientos, los motivos o las circunstancias atenuantes de una persona. Por eso, Pablo aconseja no juzgar nada antes de tiempo. Cuando el Señor Jesús regrese, todo será revelado, y el Juez Justo pondrá las cosas en su sitio.
La excepción a la regla de "no juzgar" se trata en el próximo capítulo. Si un creyente profesante hace algo que es abiertamente pecaminoso, entonces esa acción necesita ser discernida y tratada: "De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre" (1 Corintios 5:1). Pablo dice entonces "fuese quitado" de la iglesia (versículo 2). En caso de comportamiento pecaminoso, se nos permite "juzgar" a otros miembros de la iglesia, es decir, ejercer la disciplina eclesiástica. Aun así, nuestro juicio debe ser amoroso, amable y gentil: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado" (Gálatas 6:1).
Algunos corintios sostenían que Pablo no era un orador elocuente y no tenía una figura imponente (ver 1 Corintios 1:17, 2:3-4; 4:18-21; 2 Corintios 10:9-10). Como consecuencia, algunos corintios creyeron que había algo deficiente en el carácter y el ministerio de Pablo (1 Corintios 4:5). Esto demuestra nuestra tendencia a juzgar a los demás basándonos en cualidades superficiales como la capacidad de hablar. Puede que Pablo no predicara con "con sabiduría de palabras" (1 Corintios 1:17), pero siempre proclamó a "Jesucristo, y a este crucificado" (1 Corintios 2:2). La tendencia de los corintios a emitir juicios precipitados es una buena razón para no juzgar nada antes de tiempo.
Los juicios severos e injustos atentan contra el espíritu de paz y unidad. Por eso, Pablo exhorta a los creyentes a "que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Efesios 4:1-3). La paz y la unidad entre los creyentes son de gran importancia, pues reflejan la unidad del Padre y del Hijo (Juan 17:21).
Además, Pablo nos recuerda que todos compareceremos ante el tribunal de Dios (Romanos 14:10-13). Puede que no conozcamos las cosas secretas del corazón de una persona, pero Dios sí, y Él lo sacará todo a la luz en el día del juicio (1 Corintios 4:5). Cuando juzgamos a otros con dureza o precipitadamente, le damos a Satanás un punto de apoyo para causar división dentro de la iglesia. Por eso Pablo nos instruye a no juzgar nada antes de tiempo.