Respuesta:
La oración de guerra es una técnica de oración popular en las denominaciones cristianas carismáticas. Se enfoca en utilizar la oración como un arma para luchar contra las fuerzas espirituales del mal, especialmente en relación a la vida diaria, los hábitos, y las luchas de uno. Casi siempre, la oración de guerra es justamente lo que suena: oraciones hechas con el propósito de hacer la guerra contra un enemigo espiritual invisible, que está decidido a hacernos infelices frustrando nuestros sueños y deseos.
No cabe duda de que la guerra espiritual es real. Los cristianos tienen un enemigo en Satanás y sus demonios (Efesios 6:12). La oración es mandada en el contexto de vestirnos de la armadura de Dios (Efesios 6:18). Algunas cosas recomendadas por los adherentes de la oración de guerra son útiles. Dicho esto, algunas técnicas de oración de guerra son antibíblicas, y los creyentes deben tener mucho cuidado de no ser llevados por el camino equivocado por la opinión del hombre sobre cómo orar frente al mandato de Dios. Los promotores de la oración de guerra a menudo recomiendan orar oraciones escritas por otros, y hacerlo repetidamente.
En el Sermón del Monte, Jesús dio dos directrices generales sobre la oración: orar en secreto en lugar de ser visto por otras personas y no repetir frases vacías (Mateo 6:5-8). Luego, enseñó a sus discípulos a orar así: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal" (Mateo 6:9-13). Finalmente, Jesús enfatizó la importancia del perdón, diciendo que aquellos que perdonan serán perdonados (Mateo 6:14-15).
La oración de guerra comúnmente fomenta una actitud de “tomar control”, donde los guerreros de oración son instruidos a ser audaces, decisivos y fieles en oración. No hay nada malo en orar audaz y fielmente, siempre y cuando recordemos quién está a cargo. No somos nosotros. Las “oraciones de guerra” comunes incluyen muchas declaraciones de “Yo” tales como “Yo declaro”, “Yo decreto”, “Yo ato”, “Yo anulo”, “Yo deshago”, “Yo reprendo”, etc. El que ora es el actor principal, y existe el peligro de orar “Hágase mi voluntad” en lugar de “Hágase tu voluntad”.
Algunas oraciones de guerra recomiendan hablar a Satanás directamente. Esto no es bíblico en absoluto. Nuestras oraciones deben ser dirigidas a Dios solamente. La Biblia nunca nos dice que reprendamos a Satanás ni que hablemos con él o sus demonios de ninguna manera. La reprensión de Satanás la hace el Señor, no nosotros. "Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda" (Judas 1:9). La instrucción bíblica es someternos a Dios y resistir al diablo (Santiago 4:7), no exigir cosas de Satanás.
Probablemente el peligro más claro de la mayoría de las “oraciones de guerra” es el enfoque en las cosas materiales. Los defensores de la oración de guerra suelen ser promotores de la teología “pídalo y reclámelo”. Muchas oraciones de guerra incluyen un “desatar” de riqueza, un “atar” de enfermedad, o un “decreto” de restauración y bendición. Aquellos con suficiente fe decretarán una bendición “siete veces” sobre sí mismos. Pueden “plegarse a la sangre” o “cubrirse” con la sangre de Cristo, cosas que la Biblia nunca nos dice que hagamos. El Nuevo Testamento es claro en que Dios no está obligado a darnos riquezas materiales ni a curar nuestra enfermedad, sin importar cuánto exijamos o decretamos, y sin importar cuánto denunciemos al diablo y sus artimañas. No está mal orar por bendiciones, pero Dios sabe lo que realmente nos beneficiará, y puede que no sea una vida sin dolor o montones de posesiones.
Cuando los gurús de la oración de guerra exhortan a los creyentes a “ordenar” que las cosas sucedan en sus vidas o a orar agresivamente por un sueño o deseo que puede o no puede ser la voluntad de Dios, esto no es fe, es una receta para el desaliento. Orar en medio de nuestra guerra espiritual es necesario, pero la oración de guerra no significa orar más fuerte, orar más decisivamente, o asumir una autoridad que no tenemos. Significa orar de acuerdo con la Escritura, confiar en el poder de Dios y someter nuestra voluntad a la Suya.