Respuesta:
Un matrimonio pactado es una licencia matrimonial alternativa. Las leyes que cubren el matrimonio pactado varían de país a país. El matrimonio pactado difiere de un contrato matrimonial estándar en que los socios del pacto están obligados a asistir a consejería prematrimonial y tendrían que esperar dos años antes de que se pueda presentar un divorcio. Además, una licencia de matrimonio pactado no podría disolverse con una causa de "no culpable". Las condiciones para el divorcio serían abuso, adulterio, separación a largo plazo o una condena por delito mayor. De nuevo, las leyes para los matrimonios pactados varían porque son legisladas por los estados.
Los partidarios de la legislación del matrimonio pactado creen que este tipo de matrimonio disminuiría la tasa de divorcio; así, la unidad familiar volvería a ser un pilar fuerte para nuestra sociedad. Los defensores afirman que un matrimonio que desalienta los divorcios fáciles haría que las personas fueran más responsables ante sus parejas y llevaría a menos hogares rotos.
Los oponentes del matrimonio pactado sostienen que se basa en la religión y por lo tanto es una violación de la separación entre iglesia y estado. Además, ha habido informes de personas en matrimonios pactados de que era casi imposible obtener un divorcio porque no podían probar causales con evidencia de abuso o adulterio.
Mientras que la legislación para el matrimonio pactado fue originalmente para disminuir las tasas de divorcio, la palabra pacto describe un contrato hecho no sólo con el hombre sino con Dios. Desde una perspectiva bíblica, el matrimonio es una unión de hombre y mujer ante Dios (Génesis 2:24; Mateo 19:6). Esto es cierto en cualquier matrimonio, ya sea que el certificado de matrimonio lo mencione o no. La Biblia dice que el divorcio es pecado a menos que haya adulterio (Mateo 5:32) o un cónyuge incrédulo deje al cónyuge creyente (1 Corintios 7:10-15).
La definición de la sociedad de matrimonio y divorcio no es la causa de la alta tasa de divorcio. Eso es causado por personas que rechazan la verdad de las Escrituras y eligen seguir su propio camino en lugar de seguir a Dios. Una ley probablemente no cambie cómo las personas valoran el matrimonio. Valoramos lo que Dios valora cuando nuestros corazones cambian, y esto sólo ocurre cuando ponemos nuestra confianza en Dios para estar de acuerdo con él (Hebreos 4:12).