Pregunta: ¿Cuál es el significado de la parábola del amigo necesitado (vecino persistente)?
Respuesta:
Inmediatamente después de enseñar a los discípulos a orar el Padre Nuestro, Jesús contó la historia del vecino que necesitaba pan para un visitante (Lucas 11: 5-10). Los discípulos acababan de pedirle que les enseñara a orar (Lucas 11:1), y la lección que está enseñando a través de esta parábola es ser persistente en la oración. Esta es la primera de dos parábolas que Jesús usa para inculcar este concepto: la segunda es la parábola de la viuda persistente y el juez injusto en Lucas 18:1-8. Pablo reitera este mismo concepto en 1 Tesalonicenses 5:17.
Los personajes de la historia son un aldeano que está acostado con su familia a medianoche y un vecino con una necesidad. La hospitalidad era una costumbre que se guardaba estrictamente en el Medio Oriente, y un hombre que se quedara sin pan para un visitante estaría en una posición vergonzosa y extremadamente necesitada. Solo una necesidad así llevaría a un hombre a la casa de su vecino a medianoche. Y solo una necesidad de este tipo llevaría al hombre a este nivel de persistencia. La palabra griega que se traduce como "impertinencia" en la NVI e "importunidad" en la LBLA implica descaro y audacia. Esto es lo que Jesús está diciendo que debería ser nuestra actitud cuando nos acercamos al trono de gracia: una confianza audaz que persiste en buscar a Dios hasta que Él nos concede misericordia y gracia (Hebreos 4:16).
Conviene hacer aquí una advertencia. Nunca debemos acercarnos a Dios con impertinencia o con una actitud exigente o irrespetuosa. Santiago nos dice que no tenemos porque no pedimos, o pedimos con motivos equivocados (Santiago 4:3). El hecho de que Dios nos permita acercarnos a Él es una muestra de Su misericordia y gracia hacia los pecadores. Pero Él es nuestro Abba Padre (Romanos 8:15), y nosotros somos Sus hijos. Nos acercamos a Él como un niño se acerca a su padre terrenal, confiado en que su padre lo ama y quiere lo mejor para él. ¿Y si este hombre le daría a su vecino lo que quería no por amistad, sino simplemente por su descarada osadía, cuánto más nos dará Dios, que nos ama perfectamente, cuando entramos en Su presencia?
Jesús nos dice que pidamos y sigamos pidiendo (Mateo 7:7), y todo lo que pidamos de acuerdo a la voluntad de Dios nos será concedido. Acababa de enseñar a los discípulos a orar el Padre Nuestro, que incluye la frase “Hágase tu voluntad” (Lucas 11:2). Entonces, al unir todo, vemos que debemos ser persistentes al pedirle a Dios que obre en nuestras vidas y responda nuestras oraciones de acuerdo con Su perfecta voluntad y tiempo, teniendo confianza en que lo hará.
Cuando oramos sin cesar y tenemos confianza en Dios, los beneficios son muchos. Experimentamos la bondad de Dios mientras estamos en comunión con Él. Llegamos a participar activamente en los propósitos de Dios, rindiéndole nuestra vida y voluntad. Y entramos en Su presencia con confianza y seguridad, sabiendo que Él nos bendecirá con Su presencia y amor.
