Pregunta: ¿Qué significado tiene el pecar voluntariamente (Hebreos 10:26)?
Respuesta:
Hebreos 10:26 está en uno de los pasajes de advertencia que se encuentran dentro del libro de Hebreos y trata específicamente el tema de pecar voluntariamente. Generalmente, Hebreos se describe sobre la base de los cinco pasajes de advertencia que contiene (Hebreos 2:1–4; 4:12–13; 6:4–8; 10:26–31; 12:25–29). Cada uno de estos pasajes de advertencia habla de alguien que apostata o que se aparta del evangelio de Jesucristo. Muchos creen que Hebreos 10:26 se refiere a la continuidad del pecado, y en el contexto de Hebreos, parecería que el autor tiene en mente un pecado específico; concretamente, apartarse de Jesús en apostasía.
La advertencia es esta: "Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios" (Hebreos 10:26–27).
Justo antes de Hebreos 10:26, el autor está amonestando a la audiencia de forma positiva. Les está dando mandamientos de animarse unos a otros, aferrarse a la esperanza cristiana y estimularse mutuamente a las buenas obras. Hebreos 10:26–31 parece ser una advertencia intercalada, ya que el autor retoma las afirmaciones positivas en el versículo 32.
Dentro de esta interjección, el autor advierte que pecar voluntariamente resultará en un juicio aterrador. Aquellos que pecan de esta manera son "adversarios" de Dios. Algunos han argumentado que este pasaje advierte de que se puede perder la salvación. Esta no puede ser la interpretación correcta, porque otros pasajes de la Biblia muestran claramente que es imposible perder la salvación (Romanos 8:31–39; 1 Pedro 1:3–5; Juan 6:47). Otros han argumentado que este pasaje tiene la intención de advertir a un falso converso. Esta es la interpretación más viable.
Los apóstatas se apartan intencionalmente de Cristo. Se habían acercado a Cristo, afirmando tener fe; habían escuchado y entendido el evangelio, pero luego rechazaron lo que habían aprendido y se apartaron. Su profesión de fe era falsa. Este es el "pecar voluntariamente" al que se refiere Hebreos 10:26: rechazar a Cristo consciente y deliberadamente. No se trata de un pecado de ignorancia o debilidad; es un rechazo deliberado de la verdad, eligiendo con pleno conocimiento el pecado en lugar de Cristo. Juan también advirtió que el pecado voluntario y continuo es una señal de incredulidad: "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios" (1 Juan 3:9).
Aquellos que han "recibido el conocimiento de la verdad" y luego pecan voluntariamente al apartarse de ella, se enfrentan a un destino terrible: "cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego" (Hebreos 10:27, NBLA). Dios no perdonará el pecado sin un sacrificio y, dado que el apóstata ha rechazado el único sacrificio disponible para él, es decir, Jesucristo, se queda sin ninguna forma de obtener perdón. Volver al sistema de sacrificios del Antiguo Testamento no sirve de nada, y Jesús no morirá de nuevo (Hebreos 7:27; 1 Pedro 3:18), por lo que "ya no queda ningún sacrificio que cubra esos pecados" (Hebreos 10:26, NTV).
El autor de Hebreos lanza una severa advertencia contra jugar con Dios y hacer falsas profesiones de fe. Conocer la verdad y rechazarla acarrea consecuencias eternas. Hebreos 10:31 muestra la gravedad de tal pecado voluntario: "¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!". ¡Qué importante es prestar atención a la amonestación de Pedro, "Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección" (2 Pedro 1:10)!