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Pregunta: ¿Qué significa "pedís mal" (Santiago 4:3)?

Respuesta:
Después de proporcionar la fórmula para vivir en paz (viviendo según la sabiduría de Dios, ver Santiago 3: 13–18), Santiago identifica el origen de las peleas y las contiendas. Parte del problema, explica Santiago, es la oración sin respuesta, y da la razón de ello: "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" (Santiago 4:3).

Los placeres que hacen la guerra en nuestro cuerpo son la primera parte del problema (Santiago 4: 1). Esto da lugar a la lujuria o deseos intensos. Codiciamos y cometemos homicidio, o somos envidiosos, buscando satisfacer esas lujurias, y no podemos conseguir lo que queremos, así que peleamos y discutimos (Santiago 4: 2). Santiago añade que no tenemos porque no pedimos, e incluso cuando pedimos, no recibimos porque "pedimos mal" (Santiago 4: 2b–3a). La Nueva Biblia de las Américas dice: "piden con malos propósitos"; la acusación podría simplemente ser traducida como "piden con maldad". En otras palabras, en lugar de pedir con motivos puros lo que Dios quiere que tengamos, pedimos con motivos perversos para poder saciar nuestros deseos. Cuando "pedimos mal", estamos intentando utilizar la oración para satisfacer nuestras lujurias. Pedimos malvadamente para poder gastar lo que recibimos en nuestros propios placeres (Santiago 4:3b).

Santiago reprende a aquellos quienes piensan y oran de esta manera, llamándolos "adúlteras" (Santiago 4:4). Están siendo infieles a Dios, escogiendo la amistad con el mundo sobre la amistad con Dios. Esto es hostilidad hacia Dios. Al buscar la amistad con un sistema mundial corrupto, estamos caminando como enemigos de Dios. La solución es caminar humildemente ante Dios (Santiago 4:6), centrándonos en Sus deseos en lugar de los nuestros. En lugar de someternos a nuestros propios deseos y buscar el placer, necesitamos someternos a Dios (Santiago 4:7). Debemos seguir Su dirección y diseño. Solo así podremos vencer los deseos de nuestro cuerpo (Santiago 4:1) y el sistema mundial que es hostil a Dios (Santiago 4:4). Solo entonces estaremos resistiendo al diablo, y solo entonces huirá (Santiago 4:7).

Santiago describe en este contexto cómo tenemos tres enemigos que nos impiden caminar como Dios quiere: nuestra propia carne, el sistema corrupto del mundo y el diablo. Pablo reconoce a estos tres mismos adversarios. Cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1), andábamos según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire (Efesios 2:2), y en los deseos de nuestra carne (Efesios 2:3). En esta condición, éramos enemigos de Dios e incluso hijos de ira (Efesios 2:3). Pero por la misericordia y el amor de Dios, Él nos dio vida con Cristo (Efesios 2: 4–5). Nos salvó por Su gracia a través de la fe en Jesús, y no por las obras de nuestra carne o nuestros propios esfuerzos (Efesios 2: 8–9). Nos hizo nuevas criaturas diseñadas para buenas obras (Efesios 2:10).

Pablo nos dice que la oración es parte de la receta para la victoria en la vida (Efesios 6:18), y nos da instrucciones sobre cómo orar. Santiago ofrece una guía similar y reconoce que, cuando "pedimos mal", no estamos siguiendo el diseño de Dios para nosotros. Deberíamos caminar en la nueva vida que Él nos ha dado, sin dejarnos esclavizar por las cosas de las que Él ya nos ha liberado. La exhortación de Santiago es útil para recordar que debemos orar como Dios nos ha instruido (en Mateo 6: 9–15, por ejemplo). Cuando oramos mal o pedimos con malas intenciones, usamos las herramientas que Él nos ha dado por las razones equivocadas y de la manera equivocada.

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