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Pregunta: ¿Debería un cristiano considerar someterse a una cirugía de pérdida de peso / bypass gástrico?

Respuesta:
Cuando buscamos la respuesta a temas que no se mencionan expresamente en la Biblia, podemos y debemos "razonar" a partir de las Escrituras. Esto significa que podemos encontrar principios que podemos aplicar a cada situación en nuestras vidas comparando la Escritura con la Escritura en su contexto. Obviamente, la cirugía de bypass gástrico no era un tema cuando se escribió la Biblia. Por lo tanto, esta es un área que llamaríamos "dudosa", porque no hay un claro "debes o no debes" al que podamos recurrir. No es expresamente un "pecado" someterse a una cirugía electiva. La pregunta es, ¿cuál es el propósito y tendrá el resultado final el efecto de acercarnos a Dios y glorificarlo en nuestras vidas? En otras palabras, ¿cómo afectará esta cirugía a nuestra relación personal con Dios?

Hay varios principios que podríamos citar y que podrían ayudarnos a tomar una decisión. Sin embargo, hay algo muy importante. Ninguno de nosotros puede decirle a otro creyente nacido de nuevo lo que debe o no debe hacer con su propio cuerpo cuando las Escrituras no abordan específicamente el tema. Esto es entre el creyente y el Señor. Podemos estudiar, buscar principios y presentarlos, pero depende del creyente en particular cómo aplica esos principios a su propia vida. Los creyentes están solos ante el Señor. A los creyentes nacidos de nuevo se les manda y de hecho pueden elegir venir a nuestro lado para ser consolados, aconsejados y animados unos a otros, pero no podemos tomar las decisiones de otros por ellos.

Un asunto importante aquí es caminar por fe. Si uno no está plenamente convencido en su propia mente de que una manera de actuar es correcta y no es pecaminosa, entonces como creyentes debemos optar por la justicia. Romanos 14:23 nos dice que "todo lo que no proviene de fe, es pecado". En otras palabras, si tenemos la convicción en nuestras propias mentes de que lo que estamos haciendo es pecado, entonces para nosotros es pecado. Por lo tanto, cuando se trata de aquellas cosas en las que no tenemos mandamientos claros, debemos tomar la decisión de obedecer por fe primero. Sin embargo, seamos claros, no nos estamos refiriendo a la culpa excesiva por tomar una decisión. Más bien, es la "voz apacible y suave" de la sabiduría-el don del Espíritu-lo que es importante y no las acusaciones de nuestro enemigo que busca ponernos en esclavitud. Si estamos caminando por fe y estamos en comunión con el Señor, entonces no tenemos que preocuparnos por estar en la voluntad de Dios-la voluntad de Dios siempre nos encuentra. Y la respuesta será clara y no estará enturbiada por la culpa. El Espíritu Santo nunca nos acusa; más bien, nos convence y nos redarguye con el resultado de que elegimos caminar en obediencia (Juan 16:12-14). La voz estridente de la acusación siempre proviene de nuestro enemigo (Apocalipsis 12:10).

Como creyentes nacidos de nuevo, somos libres de hacer lo que queramos dentro de los límites de las Escrituras. El apóstol Pablo lo deja muy claro en dos pasajes de 1 Corintios. "Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna" (1 Corintios 6:12). Lo que el apóstol enseña en este pasaje es que la gracia nos hace libres en Cristo. Sin embargo, debemos tomar la decisión de discernir lo que es "conveniente", lo que nos "edifica" o levanta espiritualmente, y no permitir que lo que estamos haciendo controle nuestras vidas. Lo único que debe controlar la vida del creyente nacido de nuevo es el fruto del Espíritu (Gálatas 4:22-23). En otras palabras, el hecho de que podamos hacer algo no significa que debamos hacerlo. Una vez más, el criterio importante debe ser lo que es beneficioso para nuestra propia relación personal con el Señor.

Como creyentes nacidos de nuevo, debemos ser fieles administradores de cada aspecto de nuestras vidas (1 Corintios 4:2). Eso incluye nuestros cuerpos. Debemos ser moderados en todo y hacer "todo" para glorificar a Dios (1 Corintios 10:31). El peso excesivo es un problema de salud, sin duda. Sin embargo, la actitud del corazón que alimenta el deseo de perder peso debe ser examinada. Ser un mayordomo fiel incluye decirnos la verdad a nosotros mismos. Podemos tratar de engañarnos a nosotros mismos, pero cuando llegamos al fondo de nuestros problemas con el peso, la realidad es que, a menos que tengamos un verdadero problema médico que causa el exceso de peso, ganamos o perdemos peso por nuestras propias decisiones. Cada elección que hacemos tiene una consecuencia. Ser un mayordomo fiel significa hacer todas las cosas con templanza y permitir que el Espíritu Santo, no la comida, controle nuestras vidas.

Teniendo en cuenta estos principios, podemos llegar a algunas verdades importantes. Primero, no debemos andar por sentimientos sino por fe. En segundo lugar, debemos ser moderados en todas las cosas y esforzarnos por hacer aquellas que den gloria a Dios en nuestras vidas. En tercer lugar, debemos ser fieles administradores de todo lo que Dios nos ha dado. La decisión de someterse a una operación de estómago es un asunto serio. Es una operación optativa, y cualquier operación conlleva sus propios riesgos. Cuando uno toma la decisión de seguir adelante o no con esta decisión, debe escudriñar su propio corazón usando los principios bíblicos, investigar un poco, hablar sinceramente con los médicos y confiar en que Dios le revelará la decisión correcta. "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:1-2).

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