Pregunta: ¿Qué significa "permaneceré firme" (Salmo 16:8)?
Respuesta:
El Salmo 16:8 es una proclamación confiada y alentadora del salmista, el rey David. En este versículo declara: "Al Señor he puesto continuamente delante de mí; Porque está a mi diestra, permaneceré firme" (NBLA). Otras traducciones utilizan la frase No seré conmovido en lugar de permaneceré firme; ambas expresiones subrayan la convicción inquebrantable de David. A lo largo del salmo, David expresa su confianza en Dios.
Para explicar el significado de permaneceré firme, podemos utilizar varias metáforas. Imagina un árbol firmemente arraigado, una casa construida sobre cimientos fuertes o un soldado valiente que mantiene la línea en la batalla. Tenemos una gran confianza cuando sabemos que contamos con apoyo. Como el adolescente torpe que se enfrenta a los matones porque su hermano mayor, más fuerte, está a su lado, podemos afrontar los retos de la vida sabiendo que el Todopoderoso está con nosotros. Él está "a mi derecha". Los antiguos utilizaban esta frase para simbolizar la fuente definitiva de fuerza y poder de una persona.
La confianza de David expresada en el Salmo 16:8 no se limita al mundo presente, ni sugiere que anticipara una vida sin dificultades. Su confianza en que permanecería firme descansaba en el poder de Dios, que se extiende incluso por encima de la muerte. Esta confianza puede compararse a la fe de Sadrac, Mesac y Abednego, que se presentaron ante el rey Nabucodonosor y dijeron: "No necesitamos darle una respuesta acerca de este asunto. Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente. Y de su mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, ha de saber, oh rey, que no serviremos a sus dioses ni adoraremos la estatua de oro que ha levantado" (Daniel 3:16-18, NBLA; énfasis añadido).
El poder de Dios es evidente en Génesis 1:1: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra". Todo se remonta a la Fuente Suprema, la Mente que dio origen a las mentes conscientes. La soberanía de Dios abarca el mal, la muerte, el pecado, el sufrimiento e incluso a Satanás, como demostró la victoria de Cristo en la cruz (1 Corintios 15:54-57; Colosenses 2:13-15; Hebreos 2:14-15; Romanos 8:11; Juan 11:25-26). El Creador tiene el mundo en Sus manos, cuida de los asuntos humanos y es el Ápice de la sabiduría (Salmo 24:1; Mateo 6:25-26; Romanos 11:33-36).
Trágicamente, los humanos suelen sustituir a Dios por otros objetos de confianza. En la antigüedad, la gente fabricaba dioses con materiales como la madera o la piedra, o adoraban al sol, la luna y las estrellas (2 Crónicas 33:3). Las sociedades contemporáneas pueden considerar primitivas las antiguas prácticas de culto, pero seguimos construyendo ídolos. Como escribió la autora Nancy Pearcey: "Un ídolo no es necesariamente algo concreto, como un becerro de oro. También puede ser algo abstracto, como la materia. ¿La materia forma parte del orden creado? Claro que sí. Así que la filosofía del materialismo puede considerarse un ídolo en el sentido bíblico" (www.biblegateway.com/blog/2015/12/finding-truth-an-interview-with-nancy-pearcey/, accessed 8/29/23 - Traducción propia). David subraya que quienes adoran a otros dioses van por mal camino (Salmo 16:4), lo que explica muchas de las distorsiones actuales de la verdad. Los humanos fueron diseñados para confiar en el Dios Verdadero y, cuando lo sustituimos, hay consecuencias inevitables.
Jesús enseñó: "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca" (Mateo 7:24). Por el contrario, "cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena" (versículo 26). La que tiene cimientos no se moverá; la otra tiene garantizado que será sacudida por las tormentas de la vida. Los que depositan su confianza en Cristo tienen ese fundamento inamovible. Independientemente de las circunstancias, podemos caminar con confianza, sabiendo que estamos seguros en Sus manos, tanto en el presente como para la eternidad.