Pregunta: ¿Qué significa "perseverando en el sufrimiento" (Romanos 12:12, NBLA)?
Respuesta:
Un concepto erróneo común entre los nuevos creyentes es que Dios resuelve todos nuestros problemas, llenando nuestras vidas solo de bendiciones y gozo. Si esto fuera cierto, el apóstol Pablo no habría instado a los cristianos, diciendo: "gozándose en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración" (Romanos 12:12, NBLA).
Para la mayoría de nosotros, la perseverancia es una virtud que no surge de forma natural. Ser perseverante en el sufrimiento requiere una gracia especial de Dios. En el texto griego original, el verbo "perseverar" significa "ser persistente, negarse a detenerse, insistir". La tribulación es un estado opresivo y angustioso de adversidad o aflicción física, mental, social o económica.
La paciencia o perseverancia es un fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22; Colosenses 3:12). Según el autor de Hebreos, la perseverancia en la tribulación es una virtud indispensable: "Perseverar con paciencia es lo que necesitan ahora para seguir haciendo la voluntad de Dios. Entonces recibirán todo lo que él ha prometido" (Hebreos 10:36, NTV). Resistir con paciencia significa no ceder ante la adversidad y mantenerse firme cuando sentimos deseos de huir (1 Corintios 16:13; Filipenses 1:27).
Quizá nadie estaba más cualificado que Pablo para enseñar a soportar la aflicción, la angustia y la adversidad, especialmente por causa del Evangelio. Pablo se enfrentó con frecuencia a la oposición y la persecución como apóstol de Cristo: "Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos. Mediante el sufrimiento, nuestro cuerpo sigue participando de la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús también pueda verse en nuestro cuerpo. Es cierto, vivimos en constante peligro de muerte porque servimos a Jesús, para que la vida de Jesús sea evidente en nuestro cuerpo que muere" (2 Corintios 4:8-11, NTV).
Pablo dijo a su protegido Timoteo: "todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución" (2 Timoteo 3:12). Como misionero y evangelista, Pablo viajó por todas partes "confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios" (Hechos 14:22). Pablo advirtió a los tesalonicenses: "estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis" (1 Tesalonicenses 3:4).
Servir al Señor y predicar las buenas nuevas de Su reino significa enfrentarse a la oposición de nuestro adversario, el diablo (1 Pedro 5:8). Seguramente experimentaremos momentos de desánimo. Por eso Jesús dijo: "En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33).
Podemos aprender a ser pacientes en la tribulación porque sabemos que, al final, Jesucristo triunfará sobre todo enemigo: "En su justicia él les dará su merecido a quienes los persiguen.
Y Dios les brindará descanso a ustedes que están siendo perseguidos y también a nosotros cuando el Señor Jesús aparezca desde el cielo. Él vendrá con sus ángeles poderosos, en llamas de fuego, y traerá juicio sobre los que no conocen a Dios y sobre los que se niegan a obedecer la Buena Noticia de nuestro Señor Jesús" (2 Tesalonicenses 1:6-8, NTV; ver también 1 Corintios 15:25).
Perseverar en el sufrimiento significa aprender a alegrarse "al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor" (Romanos 5:3-5, NTV). Pablo amonesta a los creyentes a perseverar cuando la vida se torna difícil, dependiendo de la fortaleza de Dios y deleitándose "en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Corintios 12:10).
Santiago, otra autoridad bíblica sobre la perseverancia en la tribulación y el sufrimiento (Santiago 5:7-12), consideraba las pruebas de la fe como un privilegio destinado a fortalecernos y perfeccionarnos (Santiago 1:2-4). La Biblia afirma que Dios corregirá todos los males de este mundo, pero no hasta el regreso de Jesucristo. Por lo tanto, por ahora, debemos esperar dificultades, someternos a Dios y soportarlas con esperanza, sabiendo que Él las utiliza para producir una cosecha de frutos espirituales en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23).