Pregunta: "Es mejor, espiritualmente hablando, ¿ser pobre o ser rico?"
Respuesta:
¿En qué sentido el estado financiero de una persona afecta su estado espiritual? ¿Acaso tiene algún efecto? ¿Qué es mejor, ser pobre o ser rico? Este es un tema que ha sido debatido por mucho tiempo en la iglesia. A Israel se le prometió la libertad de la pobreza con la condición de que el pueblo obedeciera las leyes de Dios (Deuteronomio 15:4). Sin embargo, Jesús enseñó que los pobres son bienaventurados (Lucas 6:20).
El apóstol Pablo habló de las riquezas en 1 Timoteo 6:8-10: "Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". Tener dinero no es malo, pero sí lo es amar el dinero. Que tengamos mucho o poco dinero no es tan importante como nuestra condición espiritual.
Para los judíos, la pobreza o incluso la discapacidad se consideraban el resultado de un pecado personal. En Juan 9:2-3, los discípulos de Jesús le preguntaron: "Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él". Aunque el ser humano generalmente atribuye la pobreza y otras debilidades a algo malo que la persona ha hecho, Dios puede y usa esas circunstancias para llevar a cabo Su plan perfecto.
La historia del joven rico en Marcos 10:17-22 nos enseña cómo las riquezas pueden ser un obstáculo espiritual. Jesús le dijo al joven que vendiera lo que tenía, que diera el dinero a los pobres y que después lo siguiera. El hombre se fue triste porque era una persona muy rica. La riqueza del joven en este caso era negativa, porque le impedía seguir a Cristo. Amaba más su dinero que a Jesús.
Si bien muchos de los salmos y proverbios hablan de los beneficios de la riqueza y de las dificultades de la pobreza, la Biblia deja claro que tanto la pobreza como la riqueza son la voluntad y la bendición de Dios. Jesús vivió en una relativa pobreza; Salomón fue bendecido con una gran riqueza. El rey David comenzó de forma humilde y terminó con mucha riqueza. Los apóstoles siguieron a Cristo hasta llegar a la persecución y el martirio; no se los consideraba ricos, pero usaron todo lo que tenían para poder compartir con los demás de Cristo (Lucas 18:28). "El rico y el pobre se encuentran; A ambos los hizo Jehová" (Proverbios 22:2).
El punto de vista humano ve la riqueza como una bendición y la pobreza como una maldición. El plan de Dios es mucho mayor y utiliza tanto la riqueza como la pobreza para cumplir Su voluntad. Hay que evitar la tentación de ver la riqueza como la única bendición de Dios y, por el contrario, contentarnos en todas y cada una de las circunstancias, entendiendo que las bendiciones de Dios no se determinan por lo que tenemos en este mundo, si no que se encuentran en su totalidad en un reino fuera de este mundo.