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Pregunta: ¿Cómo se perfecciona el poder de Dios en la debilidad (2 Corintios 12:9)?

Respuesta:
Muchos de los principios del Reino de Dios son paradojas. Cuando el apóstol Pablo suplicó a Dios que le quitara su aflicción -una que él llamaba "aguijón en la carne"- el Señor le dijo a Pablo: "Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Corintios 12:8-9, NBLA). La Nueva Traducción Viviente dice: "Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad". El poder de Dios se perfecciona en la debilidad porque Él se deleita en tomar situaciones en las que falta la fuerza humana para demostrar la grandeza de Su poder.

La negativa de Dios a la petición de sanidad de Pablo resultó ser una bendición en la vida del apóstol. Un comentario explica que el aguijón "impidió que Pablo se imaginara a sí mismo como un superhombre espiritual, y le reveló la realidad de su mortalidad y debilidad humanas a pesar de sus extraordinarias revelaciones. El 'aguijón' también mantuvo a Pablo pegado al Señor, en confianza y seguridad" (Barnett, P., The Message of 2 Corinthians: Power in Weakness, InterVarsity Press, 1988, p. 178).

Pablo dejó de protestar por su situación y comenzó a jactarse e incluso a complacerse en su debilidad para que el poder de Cristo pudiera obrar a través de él: "Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Corintios 12:10). Pablo expresaba la paradoja de su condición: en su fragilidad, era fuerte porque su fuerza procedía de Cristo.

Las palabras perfeccionado en 2 Corintios 12:9 significan "plena o enteramente realizado o hecho completo". El poder de Cristo se hace completo -es capaz de cumplir plenamente su propósito- cuando Su pueblo es débil y depende de Él para fortalecerse. Cuando nosotros, como Pablo, dejamos de resistirnos y quejarnos y permitimos que el poder de Cristo descanse sobre nosotros, damos lugar para recibir innumerables bendiciones inesperadas del Señor. Al permitir que el poder de Dios se perfeccione en nuestra debilidad, tenemos la oportunidad de desplegar la gloria de Dios de forma impecable. "La gracia y el poder de Dios se entrelazan con las vidas humanas en el punto de debilidad mortal", escribe Barnett (op. cit., p. 179).

Una y otra vez, la Biblia ofrece ejemplos del poder de Dios que se manifiesta cuando Su pueblo es débil. Moisés, el gran líder de Israel, era profundamente consciente de sus defectos humanos (Éxodo 4:10). Cuando el Señor lo llamó para que fuera a ver al faraón, Moisés exclamó: "No soy adecuado. Por favor, envía a otro". Pero Dios le respondió: "Ve de todos modos, Moisés, porque yo estaré contigo" (ver Éxodo 4:12-15).

La historia de Gedeón demuestra que Dios puede lograr grandes cosas a través de personas que se olvidan de sus debilidades humanas, confían en el poder de Dios y obedecen Su dirección (Jueces 6:14-16). Y, por supuesto, nuestro ejemplo bíblico más notable, Jesucristo, fue "crucificado en debilidad", pero "ahora vive por el poder de Dios" (2 Corintios 13:4, NTV).

Primera de Corintios 1:27 enseña: "sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte". Nunca debemos alejarnos de Dios a causa de nuestra debilidad, sino correr hacia Él, dejando que nos equipe y nos dé poder para cumplir Su voluntad. Debemos recordar Su promesa: "Él da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor. Aun los mancebos se fatigan y se cansan, y los jóvenes tropiezan y vacilan, pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas. Se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán." (Isaías 40:29-31, NBLA).

Cuando nos encontramos en una situación de necesidad, nos permite ver cuánto necesitamos a Dios (2 Corintios 1:9; 3:5; 13:4). Cuanto más conscientes somos de nuestra debilidad, más puede Dios revelar Su poder a través de nosotros: "Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos" (2 Corintios 4:7, NTV).

El poder de Dios se perfecciona en la debilidad cuando ponemos nuestra fe y confianza en Él. La presencia del Señor es todo lo que necesitamos en tiempos de debilidad. Su gran poder y suficiencia descansan sobre nosotros cuando encontramos nuestra fortaleza en Él, y Él es glorificado. Podemos decir con el salmista: "Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre" (Salmo 73:26).

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