Pregunta: ¿Qué significa que "por su llaga fuimos nosotros curados"?
Respuesta:
"Llagas", (Isaías 53:5; 1 Pedro 2:24) en el lenguaje de la versión Reina Valera de la Biblia, y en algunas otras, significa "heridas", como se ve en traducciones más modernas como la Nueva Versión Internacional. A los prisioneros se les flagelaba la espalda desnuda y se les ataban las manos y los pies, dejándolos indefensos. La frase "por su llaga fuimos nosotros curados" se refiere al castigo que sufrió Jesucristo - azotes y golpes de puño a los que siguió Su muerte agonizante en una cruz - para tomar sobre sí todos los pecados de todas las personas que creen que Jesucristo es Señor y Salvador. "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6).
Los látigos que se utilizaban eran de cuero trenzado, con pedazos de cerámica y piedras afiladas en los extremos, que desgarraban la carne del prisionero con cada golpe cruel del látigo. Cuando nos imaginamos esta forma terrible e inhumana de castigo físico, nos horrorizamos. Sin embargo, el dolor físico y la agonía no fueron lo único que Jesús sufrió. También tuvo que padecer la angustia mental provocada por la ira de su Padre, que le castigó por la pecaminosidad de la humanidad -pecado cometido a pesar de las repetidas advertencias de Dios-, pecado que Jesús asumió voluntariamente. Él pagó el precio total de todas nuestras transgresiones.
Bajo la guía del Espíritu Santo, el apóstol Pedro escribió: "él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados". En Isaías 53, la vida futura de Jesús en la tierra fue predicha en los términos más claros, para incluir Su eventual tortura y muerte: "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados" (Isaías 53:5; 1 Pedro 2:24).
Aunque estos dos versículos son fundamentales para el tema de la sanidad, a veces se malinterpretan y se aplican equivocadamente. La palabra "sanado/curado", traducida tanto del hebreo como del griego, puede significar tanto sanidad espiritual como física. Sin embargo, los contextos de Isaías 53 y 1 Pedro 2 dejan claro que se refieren a la sanidad espiritual, no física: "quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados" (1 Pedro 2:24). El versículo se refiere al pecado y a la justicia, no a la enfermedad. Por lo tanto, ser "sanado/curado" en estos dos versículos se refiere a ser perdonado y salvado, no a ser sanado físicamente.
Mateo utiliza Isaías 53:5 y habla de su cumplimiento en el contexto del ministerio de sanidad de Jesús: "Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias" (Mateo 8:16-17). En Mateo 8, Jesús no cargaba realmente con el pecado, pero sí con algunas de sus consecuencias; así, Jesús demostró ser el verdadero Mesías que Isaías profetizó. Al sanar a las multitudes de sus dolencias físicas, Jesús demostró Su poder para sanarlas también de sus dolencias espirituales (Marcos 2:8-12). Mateo considera que los milagros de sanidad de Jesús son un anticipo de la expiación de Jesús por el pecado: curar las enfermedades era un signo emblemático de la erradicación del pecado. La principal causa de enfermedad, el pecado del mundo, la soportaría más tarde en la cruz, y nuestra sanidad física definitiva, con la resurrección, llegaría al final (1 Corintios 15:42).