Pregunta: ¿Respalda 3 Juan 1:2 el evangelio de la prosperidad, dado que Juan desea que alguien prospere y goce de buena salud?
Respuesta:
El apóstol Juan dirige su tercera carta a Gayo, añadiendo que Juan está orando para qué Gayo prospere en todos los aspectos y goce de buena salud (3 Juan 1:2). Está claro que Juan no se refiere solo a la prosperidad espiritual, ya que Juan agrega "así como prospera tu alma". Separando este versículo del contexto y de los otros escritos de Juan, se podría sospechar que Juan respalda el evangelio de la prosperidad. Después de todo, Juan le dice a Gayo: "Deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud".
En el contexto, Juan demuestra rápidamente que 3 Juan 1:2 no respalda el evangelio de la prosperidad. En 3 Juan 1:3 él añade que se alegra de que Gayo ande en la verdad, y en el versículo 4 Juan expresa que su mayor alegría es que sus hijos anden en la verdad, no que prosperen y tengan buena salud. Juan elogia a Gayo y a la iglesia por su hospitalidad hacia los hermanos, explicando que este tipo de hospitalidad es apropiado (3 Juan 1:5-9). Así como es importante que los creyentes muestren hospitalidad y ayuden a satisfacer las necesidades temporales de los demás, Juan expresa un deseo genuino de que Gayo prospere y tenga buena salud, quizás en parte porque Gayo está haciendo el bien con los recursos que tiene. Juan se preocupa personalmente por Gayo y simplemente quiere que le vaya bien.
Como amigo, Juan se preocupa por Gayo, deseándole prosperidad y buena salud, pero no respalda el evangelio de la prosperidad. En una carta anterior, Juan había escrito que el gozo pleno proviene de la comunión con Dios y con otros creyentes (1 Juan 1:4), no de la prosperidad física y la buena salud. De hecho, Juan recuerda a sus lectores que la prosperidad en este mundo no dura, ya que este mundo y los deseos que uno pueda tener en este mundo pasan (1 Juan 2:15-18). Además, los hermanos deben estar dispuestos a dar la vida por los demás (1 Juan 3:16). Juan no da mucha importancia a la prosperidad y la salud; de hecho, está más enfocado en la solidez de la doctrina de sus lectores y su amor mutuo.
El Evangelio de Juan es coherente con lo que escribió en sus cartas. Juan presenta de manera inconfundible que el verdadero significado de la vida se encuentra en conocer a Dios (Juan 17:3) a través de la fe en Jesús (Juan 20:30-31). Juan registró el encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo. Jesús le dijo que el que viniera a Él nunca tendría sed (Juan 4:13-14) sino que sería saciado hasta la vida eterna. Al principio, la mujer pensó que Jesús estaba hablando de agua de verdad (Juan 4:14), pero pronto se dio cuenta de que Él estaba hablando de Sí mismo como el único que podía satisfacer las necesidades humanas (Juan 4:29). Ella había aprendido una lección importante: la prosperidad y la salud son bendiciones, pero eso no era lo que Jesús le ofrecía. Le estaba ofreciendo la vida por creer en Él.
Juan registró un caso similar cuando Jesús alimentó a cinco mil personas y luego les dijo que Él era el pan de vida (Juan 6:35) y que los que venían a Él ya no tendrían hambre. Él instó a Sus oyentes a no concentrarse en la comida que perece, sino a buscar el regalo que Jesús les estaba ofreciendo, la vida eterna (Juan 6:27).
Juan entendió que el evangelio no se trata de prosperidad y salud—Juan no estaba respaldando el evangelio de la prosperidad; en cambio, estaba proclamando el evangelio de Jesús, que ofrece vida eterna, que tiene un valor infinitamente mayor que la prosperidad física y la salud. Ciertamente, Juan oró para qué Gayo prosperara y gozara de buena salud. Era natural que lo hiciera. Pero Juan entendió que esas bendiciones temporales no están garantizadas, ni deben ser prioridades en la vida del cristiano.