Respuesta:
De acuerdo con Génesis 7:6, "Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra". Esto se reitera en el versículo 11. El diluvio duró aproximadamente un año, y en Génesis 8:13 se dice que "en el año seiscientos uno de Noé, en el mes primero, el día primero del mes, las aguas se secaron sobre la tierra". Génesis 9:28-29 lo resume: "Y vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años. Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años; y murió".
Noé es el último de los patriarcas más longevos de la antigüedad. Génesis 5 ofrece una lista de hombres que vivieron vidas extremadamente largas, muchos de ellos más de 900 años. Después del diluvio, las edades hasta las cuales vivían las personas comenzaron a reducirse drásticamente. Génesis 11 da otra lista de hombres después del diluvio, y, para la época de Abraham, el promedio era de alrededor de 200 años, lo cual sigue siendo increíblemente largo para los estándares actuales. Abraham vivió hasta los 175 años (Génesis 25:7).
Más adelante, Moisés vivió hasta los 120 años (Deuteronomio 34:7). Su sucesor, Josué, vivió hasta los 110 años (Josué 24:29). Sin embargo, incluso en la época de Moisés, ésta puede haber sido una vida relativamente larga, porque Moisés escribe: "Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un pensamiento. Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos" (Salmo 90:9-10).
Con el paso de los años, el promedio de vida se redujo aún más en muchas partes del mundo debido a las enfermedades y las guerras. Hoy en día, en las naciones desarrolladas, se ha incrementado el promedio de vida y se sitúa en unos 80 años.
Para algunos, la larga vida de los antiguos patriarcas es un obstáculo. Las edades registradas en la primera parte del Génesis parecen imposibles y mitológicas. Sin embargo, los científicos de hoy nos dicen que nuestras células tienen una enorme capacidad de regeneración. Nuestro cuerpo es capaz de renovarse indefinidamente, y lo único que nos hace envejecer es el duro entorno en el que vivimos. Según la Biblia, el ambiente extremo es el resultado de la caída. Nuestros cuerpos están constantemente bombardeados por los rayos nocivos del sol, las sustancias químicas (tanto naturales como artificiales), los virus, las bacterias y los daños causados por los accidentes, las lesiones y el trabajo pesado. Las investigaciones recientes sobre el cáncer sugieren que muchas de nuestras células pueden replicarse de forma incorrecta, pero que normalmente nuestro sistema inmunitario ataca y mata estas células antes de que puedan causar algún daño. Ahora bien, con el tiempo, las deficiencias de nuestro sistema inmunológico pueden permitir que algunas de estas células rebeldes se reproduzcan y causen problemas. A medida que envejecemos, es más probable que esto ocurra: hay más posibilidades de que algunas de nuestras células se reproduzcan de forma defectuosa y de que nuestro sistema inmunológico les permita sobrevivir. Es lógico que las personas que viven más cerca del entorno impoluto de la creación original experimenten menos problemas externos y ambientales. De haber ocurrido un cambio significativo en el clima o la atmósfera después del diluvio, la duración de la vida podría haberse acortado aún más rápidamente.
Independientemente de esto, cuando la Biblia dice que Noé vivió 950 años, podemos aceptar lo que dice como verdad.
