Respuesta:
La Biblia es bastante clara en cuanto a que el Espíritu Santo está activo en nuestro mundo. El libro de los Hechos, conocido con el título más largo de "Los Hechos de los Apóstoles", podría llamarse acertadamente "Los Hechos del Espíritu Santo a través de los Apóstoles". Después de la era apostólica, ha habido algunos cambios — por ejemplo, el Espíritu no inspira más Escrituras — pero continúa haciendo Su obra en el mundo.
En primer lugar, el Espíritu Santo hace muchas cosas en la vida de los creyentes. Él es el Consolador de los creyentes (Juan 14:26). Él habita en los creyentes y los sella hasta el día de la redención — esto indica que la presencia del Espíritu Santo en el creyente es irreversible. Él guarda y garantiza la salvación de los que Él habita (Efesios 1:13; 4:30). El Espíritu Santo ayuda a los creyentes en la oración (Judas 1:20) "porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" (Romanos 8:26-27).
El Espíritu Santo regenera y renueva al creyente (Tito 3:5). En el momento de la salvación, el Espíritu bautiza al creyente en el Cuerpo de Cristo (Romanos 6:3). Los creyentes reciben el nuevo nacimiento por el poder del Espíritu (Juan 3:5-8). El Espíritu conforta a los creyentes con la comunión y el gozo en su paso por un mundo hostil (1 Tesalonicenses 1:6; 2 Corintios 13:14). El Espíritu, en Su extraordinario poder, llena a los creyentes con "todo gozo y paz" mientras confían en el Señor, haciendo que los creyentes "abunden en esperanza" (Romanos 15:13).
La santificación es otra obra del Espíritu Santo en la vida de un creyente. El Espíritu se opone a los deseos de la carne y conduce al creyente a la justicia (Gálatas 5:16-18). Las obras de la carne se hacen menos evidentes, y el fruto del Espíritu se hace más claro (Gálatas 5:19-26). A los creyentes se les ordena "ser llenos del Espíritu" (Efesios 5:18), lo cual significa que deben ceder al control total del Espíritu.
El Espíritu Santo también es un dador de dones. "Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo" (1 Corintios 12:4). Los dones espirituales que tienen los creyentes son otorgados por el Espíritu Santo conforme a lo que determina en Su sabiduría (versículo 11)
El Espíritu Santo también obra entre los incrédulos. Jesús prometió que enviaría el Espíritu Santo para "convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio" (Juan 16:8). El Espíritu testifica de Cristo (Juan 15:26), llevando a la gente al Señor. Actualmente, el Espíritu Santo también está refrenando el pecado y combatiendo "el poder secreto de la iniquidad" en el mundo. Esta acción mantiene a raya el surgimiento del Anticristo (2 Tesalonicenses 2:6-10).
El Espíritu Santo tiene otra función importante, la cual es dar a los creyentes la sabiduría por la cual podemos entender a Dios. "Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Corintios 2:10-11). Puesto que los creyentes hemos recibido el maravilloso don del Espíritu de Dios en nosotros mismos, podemos comprender los pensamientos de Dios, tal como se revelan en las Escrituras. El Espíritu nos ayuda a entender. Esta es la sabiduría de Dios, y no la sabiduría del hombre. Ningún conocimiento humano puede reemplazar la enseñanza del Espíritu Santo (1 Corintios 2:12-13).