Pregunta: ¿Qué significa "¿o qué tienes que no hayas recibido?" (1 Corintios 4:7)?
Respuesta:
En 1 Corintios 4:7, el apóstol Pablo utiliza preguntas retóricas para abordar el problema del orgullo y la jactancia en la iglesia de Corinto. Lamentablemente, el orgullo de los creyentes les había llevado a valorar las apariencias externas y las palabras elocuentes por encima de la obra del Espíritu Santo (1 Corintios 1:10-4:21). Por eso, Pablo corrige su pecado y les recuerda una verdad teológica central: todas sus capacidades, logros y éxitos son bendiciones de Dios. Por lo tanto, no se trata de lo que hemos hecho, sino de lo que el Señor ha hecho en nosotros y a través de nosotros: "Mas el que se gloría, gloríese en el Señor" (2 Corintios 10:17).
Pablo formula tres preguntas retóricas en 1 Corintios 4:7 para exponer su punto de vista:
1. "Porque ¿quién te distingue?" — Los creyentes pueden tener diferentes dones espirituales y funciones dentro de la iglesia (1 Corintios 12:11; Efesios 4:11), pero nadie está por encima ni por debajo de otra persona (Romanos 12:3; Filipenses 2:1-11). Por tanto, la actitud adecuada es la humildad. En la humildad, el "yo" debe olvidarse por completo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2:20).
2. "¿O qué tienes que no hayas recibido?". — Los creyentes deben recordar que todo lo que tenemos no lo conseguimos por nosotros mismos, sino que lo recibimos de Dios: "En él vivimos, y nos movemos, y somos" (Hechos 17:28).
En Santiago 1:17, el apóstol expresa la misma idea, pero con otras palabras: "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación".
Puesto que todo don bueno y perfecto procede de Dios, estamos llamados a administrar Sus bienes con sabiduría, cuidado y fidelidad: "Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel" (1 Corintios 4:1-2). La mayordomía incluye la administración de nuestro tiempo (Efesios 5:15-16), los dones espirituales (1 Pedro 4:10), las relaciones (Colosenses 3:12-14), los matrimonios (Efesios 5:25-27), las finanzas (Mateo 25:14-30) y las posesiones (Lucas 12:15). En resumen, abarca todo lo que tenemos en la tierra.
3. "Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?". — Presumir de nuestras capacidades, logros y éxitos como si no los hubiéramos recibido de Dios, es como si un beneficiario de la caridad presumiera de su riqueza. No solo es erróneo sino absurdo: "Así dice el Señor: "No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza; Pero si alguien se gloría, gloríese de esto: De que me entiende y me conoce, pues Yo soy el Señor que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco", declara el Señor" (Jeremías 9:23-24, NBLA).
Las preguntas retóricas de Pablo en 1 Corintios 4:7 son recordatorios punzantes para ver la vida a través de los lentes de la gracia divina (cf. 1 Corintios 15:9-11). Todo lo que tenemos se lo debemos a Dios. Si no se le da el crédito, entonces uno se podría "[volver] orgulloso" (1 Timoteo 3:6, NTV) y se perdería de vista lo más importante: amar a Dios y al prójimo (Mateo 22:36-40).