Pregunta: ¿Debería un cristiano participar en la reflexología?
Respuesta:
La reflexología es un sistema de masaje de pies (o a veces de manos) que se centra en puntos "de reflejo" específicos en el pie para aliviar el estrés o ayudar a sanar otras partes del cuerpo. Algunos que practican reflexología afirman que el cuerpo contiene un campo de energía, una fuerza vital invisible o Qi, cuyo bloqueo puede prevenir la curación. Esta visión de la reflexología está arraigada en el misticismo oriental y es antibíblica. La reflexología es popular en el movimiento de la Nueva Era. Sin embargo, no todos los que participan en reflexología creen en campos de energía místicos o divinidad personal. Para algunos, es una forma de medicina alternativa; para otros, simplemente un masaje de pies.
Detrás de la técnica de la reflexología está la creencia de que los puntos de presión en el pie interactúan directamente con partes específicas del cuerpo. La estimulación de ciertos puntos en la planta del pie se cree que afecta la salud de varios órganos del cuerpo. La conexión se explica por terminaciones nerviosas o vasos sanguíneos (la teoría de la medicina alternativa) o por una supuesta fuerza vital (la teoría de la Nueva Era). La medicina tradicional no ha aceptado la reflexología como un beneficio médico válido más allá de un masaje normal.
Si bien la filosofía de la Nueva Era que a menudo se asocia con la reflexología es antibíblica, eso no significa necesariamente que la práctica de la reflexología en sí misma vaya en contra de la Biblia. Muchas personas han encontrado que una sesión de reflexología ayuda en el diagnóstico de problemas físicos y es profundamente relajante. Entonces, si la práctica de la reflexología puede separarse de una visión del mundo pagana oriental, quizás la reflexología sea algo que un cristiano pueda considerar. Sin embargo, los creyentes deben tener mucho cuidado para evitar los aspectos espirituales asociados con la reflexología. Un cristiano no debe tener nada que ver con la creencia de la Nueva Era.
Las Escrituras nos exhortan a "examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal" (1 Tesalonicenses 5:21–22). Los procedimientos a los que nos sometemos en busca de sanidad o alivio del dolor son cuestión de perspectiva, discernimiento y convicción, no de dogmatismo. Las Escrituras no condenan específicamente las prácticas de medicina alternativa como la reflexología. Las Escrituras sí condenan las enseñanzas que eliminan a Dios como el Creador y Salvador soberano (Éxodo 20:4–5), lo que claramente hace el movimiento de la Nueva Era.